Jamás imaginè que escribiría una carta dando difusión a las excelencias de la sanidad privada, puesto que, siempre he sido y continuo siendo, un defensor de lo público: sanidad, educación, etc. pero es de justicia reconocer la buena praxis, allá donde se ejecute.

Digo esto, porque, como le ha ocurrido a muchas personas, pasè a engrosar la lista de espera de cirugía. Cuando me comunicaron que tenía que ser intervenido quirúrgicamente en el Hospital Perpetuo Socorro (HPS) la verdad es que no me agradò la idea, porque siempre he preferido un pasillo de un hospital público a la mejor habitaciòn de una clínica privada, sin embargo, el pasado jueves, 9 de diciembre, fui intervenido en el HPS y he de reconocer el salto de calidad que ha dado la sanidad privada, al menos, en lo que concierne a este hospital, conocido por los más maduritos del lugar como “clínica de urgencias”con la que nada tiene que ver el actual HPS pues, se ha convertido en un moderno hospital en el que, comenzando por el personal administrativo y terminando por el estamento médico, tratando a los pacientes de una manera exquisita, con mucha consideración, respeto y amabilidad, además de buena praxis y unas modernas instalaciones.

Yo estuve en la planta de Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA) y desde el cirujano, Dr. Esteban Pèrez Alonso, al supervisor del mismo, Nacho, pasando por Roque, el auxiliar de enfermería, todo fuè amabilidad, sin olvidarme del personal de quirófano, explicándome el anestesista de guardia lo que pretendía y así rebajar el nivel de ansiedad que tenemos en esos momentos. Mi más sincero agradecimiento al capitán de ese equipo: Dr. Esteban Pèrez Alonso.

Si los dineros públicos sirven para tener una sanidad privada de esta calidad, y siempre como COMPLEMENTO de la pública y no como sustituta, bienvenida sea.