En el apartado de la presentación del programa de gobierno del equipo del Dr. Lluís Serra a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), se esbozan intenciones tan claras como la de que sea una universidad a la que confiemos la formación de nuestros hijos, orientada a las necesidades de la sociedad y al futuro de la juventud canaria. El objetivo se resume en «internacionalizar la institución y ponerla en la órbita de las universidades avanzadas del siglo XXI».
Para conseguirlo se parte de un diagnóstico referido a las tres misiones: la docencia, la investigación y la transferencia. Se pueden destacar: la perdida de alumnado en los últimos ocho años; la necesidad de mejorar los procedimientos didácticos; las deficiencias que existen en estructuras del personal de administración y servicios (PAS); la necesidad que hay de extender a más ámbitos de conocimiento la excelencia en investigación; evaluar adecuadamente la transferencia que se realiza a la sociedad para potenciarla y mejorar los sistemas de gestión para optimizar los recursos con planificación, coordinación, transparencia, respeto a la legalidad, simplificación de la gestión administrativa, evaluación continua de las acciones desarrolladas y la rendición de cuentas.
Por todo ello, se plantearon diferentes objetivos como: recuperar la proyección social con la que surgió la ULPGC; intensificar la internacionalización; implicar a los estudiantes en su formación y empleabilidad; fortalecer las estructuras del personal de administración y servicios; diseñar un mapa de titulaciones en función de las necesidades en Canarias; valorar la labor docente del profesorado; avanzar hacia una universidad inclusiva y abrir la gerencia a las necesidades de la comunidad universitaria.
En la pandemia, la ULPGC ha realizado una rápida transición junto a la mayoría de los centros superiores españoles. Nuestro trabajo en investigación no es malo, basta con mirar los niveles medidos en distintas bases de datos para comprobar, por ejemplo, que el equipo rectoral lo componen personas con altos índices de valoración en lo que es la calidad profesional por su producción científica, comenzando por el propio Rector que, de todas la universidades públicas y privadas de nuestro país, lidera ese particular ranking. Y así, otros compañeros y compañeras de la ULPGC en diferentes ámbitos como turismo, oceanografía, pesquerías, veterinaria, economía, salud, ingeniería, ciencias del deporte o geociencia; con un trabajo constante y de calidad, durante muchos años para llegar a esas posiciones destacadas.
Haciendo autocrítica y en lenguaje coloquial, hay que decir: «somos buenos en investigación, pero no tan buenos en transferencia».
La universidad española, en general, tiene una tendencia positiva. Pero ahora hay retos inmediatos como la digitalización, que requiere de un importante esfuerzo organizativo; la internacionalización a modo de alianzas y encaminada a un sistema universitario europeo y un tercer aspecto que, consiste en aprovechar los fondos Next Generation para propiciar una mayor transferencia del conocimiento, con la creación, por ejemplo, de Spin – Off y patentes que estén registradas en EEUU. Nuestra universidad ya ha dado los primeros pasos con hechos en este sentido, desde el Vicerrectorado de Investigación y Transferencia.
En la ULPGC estamos comprometidos con todo ello. Nuestro concepto de calidad es transversal, atendiendo a las expectativas de los usuarios. Y eso es un objetivo irrenunciable porque somos conscientes de que servimos como institución pública a nuestra comunidad para que se sienta contenta y orgullosa de su universidad con un equipo que ejecuta la prioridades con excelencia porque ahora son momentos más duros y complicados; porque sabemos lo que hay que hacer y avanzaremos a la velocidad de la confianza y también, centrándonos más en el valor hacia la sociedad y especialmente a nuestros «usuarios», los alumnos y alumnas que son los que reciben el servicio que damos.
