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Xavier Carmaniu Mainadé

entender + CON LA HISTORIA

Xavier Carmaniu Mainadé

Roc Boronat, el pionero

Antes de la eclosión de las nuevas tecnologías, el braille era el principal sistema para leer y escribir que tenían las personas invidentes. Hoy es el día perfecto para recordar la historia de quien fue su inventor.

Cada 4 de enero se conmemora el Día Mundial del Braille, un sistema que permite que las personas invidentes puedan leer y escribir a través del tacto. Aunque con la aparición de las tecnologías digitales este método se complementa con otros, sigue siendo una herramienta fundamental.

Debe su nombre a Louis Braille, que lo inventó o, mejor dicho, lo perfeccionó. De hecho, hoy es el Día del Braille porque él nació el 4 de enero de 1809. Su familia tenía un taller de marroquinería en una localidad llamada Coupuray y estaban especializados en hacer correas y decoraciones de cuero para los caballos. La historia cuenta que cuando tenía solo 3 años, el pequeño Louis trasteaba por el taller y quiso imitar el trabajo de su padre. Con tan mala fortuna que al intentar agujerear una pieza de cuero se clavó un punzón en el ojo. De tan profunda, la herida fue irreversible. Lo peor fue que se le infectó y se extendió hasta perder completamente la visión. Las biografías dicen que preguntaba a sus padres por qué siempre estaba oscuro.

Hace dos siglos, cualquier persona con dificultades era arrinconada de la sociedad y era considerada inútil. Pero los padres de Louis hicieron que su hijo aprendiera a moverse con autonomía y se preocuparon porque tuviera una mínima formación. Para sorpresa de todos, el muchacho demostró tener muy buenas capacidades para el estudio y esto le abrió las puertas del Instituto Real de Jóvenes Ciegos de París. Allí aprendían a leer con el método de Valentin Haüy, que consistía en coser letras del alfabeto en un papel grueso para ser reconocidas con los dedos. El problema era que se necesitaba mucho espacio para bordar cada carácter y, por tanto, solo tenían acceso a cantidades de información reducidas.

Por aquel entonces, un exmilitar llamado Charles Barbier que estaba preocupado por combatir los altos índices de analfabetismo que había en Francia, trabajaba diseñando sistemas de aprendizaje que fueran más rápidos que los convencionales. Barbier desarrolló una estructura de puntos que, según como se ponían, se identificaban con una letra u otra. El método de Barbier fue introducido en el instituto y Braille se dio cuenta de que tenía potencial, pero que era necesario hacer mejoras para adaptarlo a los invidentes. Y se puso manos a la obra. En 1824, cuando apenas tenía 15 años, terminó una primera versión. Redujo el número de puntos de Barbier y los hizo más pequeños para que pudieran leerse con un solo dedo. Inicialmente incorporó guiones, pero después de algunas revisiones los eliminó porque eran difíciles de detectar.

No se detuvo ahí. La pasión de Braille por la música le hizo trabajar de manera incansable hasta conseguir adaptar las notas y pentagramas a su sistema. Por último, en 1829, publicó el Método para escribir palabras, música y canciones sencillas con puntos para ciegos. Aquello fue solo el primer paso. A continuación llegaron nuevos volúmenes dedicados a cuestiones más específicas: aritmética, geografía, geometría... Asimismo, desarrolló herramientas para poder escribir con su método.

Muerte tuberculosa

Desgraciadamente, los responsables del instituto nunca creyeron en su propuesta. Tuvieron que ser los propios discípulos quienes, después de insistir mucho, consiguieron que se utilizara el braille. La gran diferencia era que ellos sí eran invidentes y se daban cuenta de la eficacia del uso de los puntos en la lectoescritura. Por desgracia, Louis Braille no pudo ser testigo de la popularización de su método porque murió a los 43 años por culpa de la tuberculosis, desarrollada a raíz de los problemas respiratorios que arrastraba desde pequeño.

A lo largo del siglo XIX, el braille se fue popularizando hasta convertirse en un sistema reconocido en todas partes. Ahora nadie discute la importancia del trabajo de ese emprendedor y se reconoce su figura. Buena prueba de ello es que el Gobierno francés trasladó sus restos al Panteón, donde hay las tumbas de las personalidades más relevantes del país.

un sindicato

Roc Boronat, el pionero 

En nuestro país, uno de los personajes clave en la mejora de la calidad de vida de las personas invidentes fue Roc Boronat, que en el año de 1934 fundó el Sindicato de Ciegos de Cataluña. Su principal preocupación era que fueran autónomos y tuvieran dinero para vivir. Por eso inventó una lotería que iba con cupones. Ese fue el precedente del actual (y popular) sorteo de la ONCE.

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