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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

El fascismo: ¿nos hemos vacunado?

Antes de que apareciese Vox en escena era recurrente el argumento de que la ultraderecha no tenía mucho que hacer en España, principalmente debido a una reciente guerra civil y a una larga dictadura. La idea inoculadora ha saltado por los aires, e incluso es probable que haga trizas cualquier pronóstico tranquilizador dadas las encuestas y sus resultados. Claro, a la prospectiva sobre la hijuela le faltó un segundo análisis: el daño que iba a producir la disputa sobre la interpretación política e histórica del enfrentamiento armado y de las décadas de franquismo. El felipismo cometió un tremendo error al congelar cualquier discurso esclarecedor por temor, en principio, al golpismo, y después por la absurda creencia de que el paso de las generaciones apagaría los anhelos de los vencidos. Pero el apagón del primer socialismo [tras la etapa Adolfo Suárez] no hizo otra cosa -por pertinaz inacción- que blanquear el franquismo residual del PP y establecer los cimientos para lo que vemos hoy con inquietud: un corrimiento de votos desde el partido de Casado al de Abascal. Frente a la amenaza de un próximo gobierno de coalición integrado por el PP y Vox, cabe lamentar la falta de un propósito educativo y cultural sobre el significado de la dictadura de la Iglesia y el Movimiento Nacional. La carencia de cortafuegos, la falta de medidas ejemplificadoras y una permisividad desmedida con este pasado, traslada al escenario sociopolítico la certidumbre de que no somos un país vacunado contra el fascismo. Y no sólo por la mancha de aceite del populismo, por los estragos que hacen los negacionistas en las redes sociales o por la deriva del PP en su decidida acción de pactar con Vox, sino también por el agujero negro que se instaló en España con la estrategia de postergar la transparencia sobre la violencia y la intransigencia. En países como Alemania o Suecia se han dado grandes pactos políticos para frenar la entrada de los fascistas antitodo en el Gobierno, ¿ocurrirá lo mismo en este país? Tengo serias dudas. No creo que el recuerdo sirva como antídoto.

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