La Provincia - Diario de Las Palmas

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Volando bajito

Marisol Ayala

Escuchar al cuerpo

Todo bien?, muy bien. Unas semanas bobiando sin reloj en la muñeca, reduciendo sin prisas la tonga de periódicos que ha ido creciendo víctimas del cansancio y la pereza. Heredé de mi padre leer el periódico con un rotulador entre los dedos. Subrayo, como él, lo que me parece interesante para en otro encuentro desarrollar un texto. En las casas donde he vivido siempre he buscado un rincón para una mesa en la que quepan apenas nada, prensa y un bolígrafo. Cuando con el tiempo he vuelto a tropezar con alguno de esos diarios están hechos puré, subrayados en rojo. La informática, las webs etc., están acabando poco a poco con mi práctica de descuartizar un periódico. Se salvaron.

Mi hijo Miki ha heredado eso de remarcar, pero es mucho más ordenado: todo lo guarda y yo a todo le doy una vigencia hasta que sin criterio lo archivo en la basura.

En fin, he faltado unas semanas a la cita dominical con los lectores para descansar, sin la prisa de los charcos a la que soy tan aficionada a meterme. Hacía tiempo que no paraba y el cuerpo dio señales. Lo bueno de irte de casa es que nadie te pide explicaciones y siempre te esperan. Esa es mi relación de una vida con LA PROVINCIA. “Ayala, cuando descanses te vienes”, fue la respuesta de Antonio Cacereño, el director, un tipo al que es fácil querer. Quiere a los Ayalas como nosotros a él. Él y Javier Durán son los que van quedando de la vieja guardia en el periódico. Durán y yo hablamos mucho. Somos hombros amigos. A los dos los considero de la familia. Como la agonía del papel ha dejado atrás a quienes no saben navegar, mis lectores están dispersos y desconcertados pero me siguen haciendo queques y envíando cartas.

Y llamando al fijo.

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