La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Piedra lunar

Siesta en Montañas Sagradas

No es comparable un análisis de las carentes actuaciones referidas al ámbito de las Montañas Sagradas de Gran Canaria (MSGC) con los lenguajes literario y melódico que propicia la Siesta del Fauno. Con esta metáfora y no sin cierto esfuerzo, se podría establecer un paralelismo entre la obra poética del escritor francés Mallarmé y el título homónimo que se nos ha ocurrido para la presente columna. Es una forma de burlar lo panfletario (no habitual en nuestro estilo), dotando de referencia culturalista la decadencia que actualmente se vive, tras la expectativa que se generó hace dos años y medio a raíz de la declaración por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

Es cierto que en este tiempo se han incrustado en nuestro devenir histórico dos acontecimientos paralizantes como han sido el gran incendio de aquel mismo verano y la aparición de una pandemia que, con el coronavirus como ente malévolo, se extiende por toda la faz de la tierra, multiplicando su acción con variantes que dejan una estela de enfermedad y muerte entre millones de ciudadanos.

No obstante, la planificación y ejecución de proyectos en marcha que son de regate corto no tendrían por qué haberse visto afectados por los referidos siniestros. En el caso de las MSGC, su comienzo balbuceante estuvo marcado por la decapitación del doble liderazgo del proyecto, motivado por una enfermedad incurable en nuestra tierra como es la celotipia, que no tarda en aflorar desde el momento inicial.

Las preguntas que a estas alturas se hacen algunos ciudadanos que siguen de cerca el desarrollo de la Declaración del Patrimonio Mundial es muy sencilla: ¿dónde está el presupuesto y el montante económico de las dos últimas anualidades?. Los responsables de la planificación no deben perder de vista que estamos en un escenario en el que, antes o después, la transparencia se ha de desvelar y no cabe esconder la cabeza bajo del ala.

Podemos encontrarnos ante un embrollo organizativo, dando saltos entre un Instituto de gestión (antes Fundación), el ente nominativo Reserva de la Biosfera y la declaración intangible del Patrimonio Mundial. Estas vertientes, suficientemente coordinadas, son óptimas para crear un tejido dinámico y multidisciplinar que favorezca la inserción de la población en el territorio.

Sin embargo, en estos dos años y medio, con la siniestralidad por bandera, con sus tristes secuelas, se ha producido una prolongada siesta que, como el Fauno poético de Mallarmé y el melódico de Debussy, se han quedado en la contemplación hiperbólica de los primeros eventos: Centro Réplica de Risco Caído (en el casco de Artenara), y Cantata músico-coral interpretada en dos temporadas en el Auditorio Alfredo Kraus por la Orquesta y Coro de la Filarmónica de Gran Canaria.

Sin dar explicaciones sobre la ralentización, se han postergado factibles líneas de trabajo como son la creación de un museo con características de centro de interpretación en el solapón de La Montaña de la Cilla; realización del estacionamiento lanzadera para facilitar la visita a los puntos emblemáticos de las Montañas Sagradas; la construcción de dos miradores turísticos al borde de la carretera Pinos de Gáldar - Artenara para la observación de los barrios trogloditas de El Tablado (Altos del municipio de Gáldar) y Las Arvejas (barrio de Artenara); puesta en valor de la finca El Lavadero, con llamativos estanques realizados en el subsuelo, con insólitas funciones multidisciplinares; mantenimiento de históricos caminos reales; puesta en valor de los caseríos trogloditas de La Cuevita y La Degollada; señalética especifica en el ámbito perimetral de las MSGC así como en los senderos y caminos que atraviesan las cumbres y que conducen a puntos con valores etnohistóricos.

La obra La siesta de Fauno, de Mallarmé, publicada en 1876, no dejó de recibir en su momento las críticas de lectores y escuchantes de las melodías de Debussy por parte de una sociedad conservadora, poniendo énfasis en las actitudes masturbatorias del mito. («En una tarde de verano, un Fauno sestea tocando la flauta y observa indolente desde su atalaya a las ninfas que han salido del bosque a tomar un baño…»)

No somos capaces de establecer paralelismos de una manera rotunda porque las ninfas y las leyendas propician el libre albedrío del placer. Aquí hablamos de realidades y propuestas incumplidas. El tiempo no se puede recuperar mientras los proyectos hiperbólicos se desmoronan.

Compartir el artículo

stats