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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

El orgullo facista decae

Frente al orgasmo de la iniciación que sufrieron Sánchez Mazas o Dionisio Ridruejo, camisas azules de exaltación espiritual, los chicos de Vox repudian el encuadramiento fascista. Al rector Lluis Serra, un peligro al móvil, le han sacudido en las redes por señalarlos así y añadir que «salen del armario». Es que los fascistas ya no son ni los de antes, autores de himnos y poemas antes de entrar en los caminos con las focos de los coches encendidos para dedicarse a menesteres más repugnantes. A medida que la ultraderecha (¿se les puede llamar así?) toma posiciones de relumbre, más protestan de que se les califique de primos hermanos del venado de Mussolini y de retoños del neurótico del flequillo. Una operación de blanqueamiento. ¡Cuidado, que ahora están en el claustro de la Universidad! Pues sí es verdad ya está tardando el Rectorado en hacer una defensa de la libertad y los derechos. Lo acaba de hacer la UE con Polonía y Hungria, países a los que les advierte que atacar a las minorias conlleva como castigo no acceder a los fondos europeos. Todo sabemos -y así lo demuestran en Madrid, Andalucía y en Castilla-León en breve plazo- que Vox quiere un nuevo orden en respuesta a logros en el ámbito de la homosexualidad o en la libertad educativa. Así es la democracia. Pero que lo digan claro y sin subterfugios en las instituciones en las que han logrado representación. La ley de leyes, la Constitución, les ampara en la opción de participar en la pugna política, incluso hasta cuando su material es indigerible. Pero a cambio deben asumir que están expuestos a la crítica, aunque la consideren inaceptable o nada coincidente con los principios a los que se deben. Es el mismo techo que para un partido marxista, un sindicato anarquista o un movimiento juvenil nacionalista. Lo que no vale es diluirse como un azucarillo para luego indignarse por haber sido tachados de fascistas. Repito, estos asuntos no deberían dirimirse en las redes: lo importante es el debate, dado que todos estamos ansiosos por saber qué piensan los fascistas.

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