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Xavier Carmaniu Mainadé

Entender + con la Historia

Xavier Carmaniu Mainadé

En Marruecos como en Xàtiva

Marruecos: tenía que ser una foto de reencuentro y ha sido motivo de mofa en las redes sociales, pues nadie se dio cuenta de que la bandera estaba boca abajo. Un gesto que permite muchas interpretaciones, e incluso visitar Xàtiva.

Por si ya no fuera suficientemente complicado para el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, justificar su cambio de posicionamiento respecto al Sáhara Occidental, estos días ha sido objeto de todo tipo de comentarios y burlas a raíz de la foto que se tomó durante un cena con el rey Mohamed VI durante su visita a Marruecos.

La comida tenía que simbolizar el reencuentro diplomático de ambos países después de un período de tensiones y polémicas, pero un detalle lo echó todo por los suelos: la bandera de España estaba colocada del revés, con el escudo hacia abajo. Enseguida se quiso quitar importancia al asunto, pero en temas de protocolo –que son estudiados al milímetro– este tipo de resbalones dan pie a interpretaciones políticas. Por eso muchos han querido ver un intento de humillación marroquí a la delegación española. Seguramente más que nadie, los vecinos de Xàtiva habrán hecho esta lectura de la escena, porque en el museo de su localidad tienen un retrato de Felipe V colgado boca abajo. Y no precisamente porque un operario se equivocase a la hora de ponerlo. El origen de todo esto se remonta tres siglos atrás.

En 1700, el rey Carlos II murió sin descendencia y esto desató un conflicto europeo, pues todo el mundo quería hacerse con una corona que dominaba medio continente americano. Se enfrentaron las dos grandes dinastías del Viejo Continente: Austrias y Borbones. Unos querían que el heredero fuera el Archiduque Carlos mientras que otros apostaban por Felipe V. Por eso ha pasado a la historia como la Guerra de Sucesión. Fueron 14 años de conflicto durísimo, que dejaron huella en la memoria colectiva de los vencidos. En Catalunya, por ejemplo, cada año se conmemora la derrota barcelonesa del 11 de septiembre de 1714, y en Xàtiva no olvidan lo ocurrido en junio de 1707. En abril de ese año, las tropas de Felipe V empezaron la ofensiva en la zona de València y el día 25 consiguieron ganar la batalla de Almansa. Esperaban que esa victoria les permitiera avanzar hacia la costa levantina, pero se encontraron una feroz resistencia de los valencianos. Temían perder sus fueros, otorgados por Jaime I cuando creó el Reino de València en el siglo XIII.

Poco a poco todas las villas cayeron en manos borbónicas, excepto Xàtiva, que intentó resistir y sufrió un asedio que se prolongó casi dos meses. Finalmente, la población exhausta tuvo que capitular y entonces las fuerzas de Felipe V empezaron la represión.

Ejecutaron a los líderes de la resistencia, forzaron el desplazamiento de muchos habitantes hacia Castilla y quemaron las casas de los austriacistas.

Solo se salvaron de las llamas las propiedades de los felipistas y las iglesias, que no era cuestión de tentar a la Divina Providencia.

Cuando finalmente Felipe V se hizo con la corona, el nuevo gobierno municipal encargó un retrato del rey al artista local Josep Amorós. La obra pasó sin pena ni gloria décadas y centurias hasta que en 1919 la tela

fue a parar al museo, donde habría seguido languideciendo de no haber sido por lo que ocurrió en 1956.

Ese año, el joven sacerdote Francesc Gil, conocedor de la historia local, convenció al nuevo director del centro museístico, Carles Sarthou –que además era cronista oficial de Xàtiva– para que colgara el cuadro boca abajo como recordatorio de lo que había vivido la ciudad en 1707. Sarthou así lo hizo, con la promesa de volver a ponerlo derecho el día en que un descendiente de Felipe V visitase Xàtiva y pidiera disculpas a sus habitantes por el acto que había perpetrado el primer Borbón que se sentó en el trono de España.

De momento, Felipe V sigue colgado cabeza abajo porque ni Juan Carlos ni Felipe VI han puesto nunca los pies en la localidad, a pesar de visitar infinidad de veces el Reino de València, donde, como recordó Felipe V muchos años después de la Guerra de Sucesión en una carta dirigida a su hijo, el futuro Carlos III, se había producido una de las batallas, junto a la de Almansa, que habían permitido que su familia llegara al poder.

Topónimo

Cambio y restitución de nombre

Política represiva, la intención de los Borbones fue eliminar completamente el rastro de la Xàtiva austriacista, así que incluso se rebautizó la localidad con el nombre de San Felipe o Nueva Colonia de San Felipe. No fue hasta las Cortes de Cádiz de 1811 que el diputado setabense Joaquín Lorenzo Villanueva logró restituir el nombre histórico.

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