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Matías Vallés

Al azar

Matías Vallés

El efecto bandera sitúa a Macron por encima de Le Pen

Ha sido el presidente más joven de Francia, y no será el presidente más joven en abandonar el Elíseo. El efecto bandera sitúa a Emmanuel Macron cómodamente por encima de Marine Le Pen, entre los doce candidatos de la primera vuelta de las presidenciales. La «hija del diablo», el apodo del prehistórico Jean-Marie, no ha podido celebrar con una victoria parcial el medio siglo de vigencia del Frente Nacional, ahora Reagrupamiento Nacional.

La campaña de Macron se ha desarrollado íntegramente en Ucrania, con el mérito imbatible de haber soportado a Putin así en la paz como en la guerra. Se le dio por derrotado al desencadenarse el 24 de febrero una invasión que no logró evitar, pero la imagen de estadista envuelto en la tricolor y con el destino del país en sus manos ha aconsejado no hacer mudanza.

Macron no debía reafirmar sus virtudes, sino todo lo contrario. Los votantes le han perdonado sus ínfulas de prepotente sabelotodo, que lastraban sus expectativas de un segundo mandato. En su primer mandato escogió el alias de Júpiter, y llevó a cabo una OPA hostil jupiterina que ha arrasado con la izquierda y la derecha tradicionales.

El antaño todopoderoso Partido Socialista Francés, emigrado de la Rue Solferino y hermano del PSOE, se ha despeñado a un insignificante dos por ciento con la gaditana Anne Hidalgo, por debajo incluso de los desvencijados comunistas. La derecha tradicional de Les Républicains, de identificación inmediata con el PP, también se reduce a un esmirriado cinco por ciento. Italia y Francia confirman el exterminio de los partidos que encarnan la segunda mitad del siglo XX europeo.

Le Pen se quedó a un punto de Macron en las presidenciales de 2017, y ahora se distancia a cinco. Es difícil que la segunda vuelta refleje el apabullante 66 a 34 de hace cinco años, porque la aceptación creciente de la líder del RN debilita el cordón sanitario. Sin embargo, también es altamente improbable un vuelco. Con todo, la extrema derecha desdoblada en la candidata que un día será interpretada por Cate Blanchett y el polemista desfondado Éric Zemmour, que ya le ha traspasado su voto, suma un vertiginoso treinta por ciento de los sufragios, ocupando la segunda y cuarta plazas.

El exministro socialista Macron, el exministro socialista Mélenchon, la hija desheredada por Le Pen y Zemmour han improvisado formaciones personalizadas, para acaparar nueve de cada diez sufragios con estructuras al margen de los partidos habituales. La ortodoxia los llamaría populistas, pero su hegemonía obliga a replantearse el término.

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