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Manolo Ojeda

Cartas a Gregorio

Manolo Ojeda

No tengo edad

Querido amigo, se dice que el que rompe viejo, paga nuevo, aunque no es lo mismo cuando lo que quieres arreglar ya no se fabrica y el producto ha sido descatalogado. Es igual que lo que nos pasa a nosotros, Gregorio, que tampoco hay repuestos para la gente de nuestra edad.

El otro día nos emocionamos cuando Gigliola Cinquetti cantó No tengo edad en el último Festival de Eurovisión, aquella hermosa canción con la que Italia ganó el festival de 1964.

Quien nos iba a decir que los años que nos faltaban en aquel entonces son los que nos sobran ahora para creer en la posibilidad de vivir en paz en un mundo tan dañado por las enfermedades y la guerra.

¿A quién le interesa la paz, Gregorio?

En el mundo hay más de diez enfrentamientos armados en activo además del conflicto entre Rusia y Ucrania, y algunos llevan años de guerra como la de Tigray, un conflicto histórico por el que se están peleando desde 2018.

Se trata de guerras civiles que cuentan con el apoyo económico y militar de otros estados. Pero también tenemos la guerra de Irán con Israel y Estados Unidos, la de Palestina contra Israel o una que tenemos más cerca: la de Marruecos contra el Sáhara del Frente Polisario.

Los países que están actualmente en guerra son Etiopía, Yemen, Myanmar, Siria, Somalia, Afganistán y también las que el Estado Islámico está produciendo con combates yihadistas en África, que se extienden a Malí, Níger, Burkina Faso, Mozambique y el Congo.

Hay guerras en todas partes, Gregorio, porque la venta de armas es un gran negocio, y solo es cuestión de tiempo que los ayuntamientos se vean obligados a poner una valla en el barrio de al lado que diga: «Cerrado el paso hasta nuevo aviso por guerra vecinal»

Putin dice que si los países con los que Rusia tiene frontera dejan de ser neutrales, tendremos una tercera guerra mundial, pero esa guerra ya está aquí y es también de ámbito mundial.

No creo que nos merezcamos esto, Gregorio, que después de tantos años tengamos que soportar con impotencia el vivir en un conflicto que se ha hecho permanente. No tenemos edad para eso, pero esa era la sorpresa que el futuro nos deparaba.

Anda circulando por las redes el mensaje de un señor de más de ochenta años que, estando en Las Canteras, vio como una joven que se encontraba en apuros no tenía a nadie que fuera a rescatarla, y, como quiera que él había sido socorrista y vigilante de seguridad en esta playa, se tiró al agua sin dudarlo y se trajo hasta la orilla a una muchacha que estaba de muy buen ver, que le dijo: «Siento mucho no tener con qué pagarle, señor». A lo que el viejito replicó: «No se preocupe, yo tampoco tengo con qué cobrarme…» Pues, qué le vamos a hacer.

Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.

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