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Elizabeth López Caballero

El lápiz de la luna

Elizabeth López Caballero

Quiéreme tal como soy

El otro día me encontré en Instagram un post titulado «¿Cómo hacer que un hombre no pierda el interés en ti?» en el que la autora daba una serie de consejos, trucos o pautas –no sabría definirlo– para mantener a un chico a tu lado. Algunas de esas lecciones versaban sobre no mostrarte vulnerable, gestionar tus emociones o no pretender ser su mejor amiga. Lo más llamativo es que el final de la masterclass se concluía con: «Si no sigues estos pasos, se irá con otra». Cuando terminé de leer los diez mandamientos (eran diez las diapositivas con que curaban el mal de amores) hice una investigación por redes para saber un poco más sobre la creadora de ese contenido. Resultó ser coach y especialista en empoderamiento femenino. Sí, conozco la profesión de coach y la respeto, pero no sabía que tuviese una subsección específica sobre el empoderamiento femenino. Es más, se me antojó casposa esa «especialidad», sobre todo porque esa publicación es bastante poco «empoderadora» para una mujer. Me parece absurdo que, con lo que ha llovido, aún se fomenten ese tipo de patrones de conducta sobre cómo debes ser o cómo debes comportarte para «mantener el amor de un hombre». Por otra parte, me parece peligroso que una profesional que trabaja dando consejos y que, por ende, sabe que las personas, ante momentos de crisis o de dolor, van a ponerlos en práctica a pie juntillas, les invite a actuar según unos parámetros para conseguir el objetivo de mantener al hombre que le gusta interesado en ella. Quizá el post debería haberse titulado «¿Cómo no perder el interés en ti misma?», porque es ahí donde debemos poner el foco: en nosotros, en nuestro interior. Somos cada uno de nosotros los que tenemos que sentirnos bien en la piel que vestimos. Con nuestras luces y nuestras sombras. Con una aceptación plena e incondicional de la persona que somos. Y no, no le gustaremos a todo el mundo. Es más, en algunas ocasiones no le gustaremos a quien nos gusta y así es la vida. Forma parte del aprendizaje y del crecimiento emocional. Porque la moraleja del cuento es que, si no te quieres tú, no puedes esperar que te quiera otro. Lo sé, parece la típica frase de sobre de azúcar, pero es real. Yo no quiero vivir preocupada por ser o hacer una serie de cosas para que alguien tenga interés en mí. Yo quiero que ese alguien se quede por cómo soy, en las duras y en las maduras. Y me gustaría que todas las mujeres se gusten tanto, tanto que no necesiten tener que poner en práctica ese tipo de consejos crueles y denigrantes. Y que se conozcan y se acepten para que nunca pierdan el interés en sí mismas.

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