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Xavier Carmaniu Mainadé

Entender + con la Historia

Xavier Carmaniu Mainadé

Las otras Mariana Pineda

Hoy se conmemora el aniversario de la ejecución de Mariana Pineda, una personalidad del siglo XIX que fue popularizada en parte gracias a la obra que le dedicó Federico García Lorca, granadino como ella. Sin embargo, el proceso de convertir a aquella mujer en una heroína ya había empezado poco tiempo después de su muerte, durante los primeros años del reinado de Isabel II.

El caso de Pineda es una evidencia más de cómo el poder en España siempre maniobra sin escrúpulos y malas artes para eliminar a los opositores que ponen en entredicho el orden establecido. La traumática brutalidad del siglo XX es tan inapelable que deja en un segundo plano episodios sobrecogedores del siglo XIX como la etapa de Fernando VII. Los historiadores han calculado que, durante las diferentes fases en que ocupó el trono hasta el momento de su muerte en 1833, unos 6.000 presos políticos acabaron ejecutados y 35.000 fueron procesados, encarcelados o desterrados. Uno de los que acabó entre rejas fue el tío de nuestra protagonista, un sacerdote antiabsolutista al que ella visitaba en prisión con asiduidad. Aquello le permitió entrar en contacto con los represaliados, con los que enseguida estableció amistad. Era la encargada de transmitir mensajes a las familias e incluso se ocupaba de realizar ciertas gestiones ante las instancias oficiales.

Disfraz de fraile

Poco a poco su implicación con la causa liberal fue creciendo y llegó a protagonizar situaciones arriesgadas. La más conocida se vivió en octubre de 1828, cuando ayudó a escapar a un condenado a muerte, facilitándole un disfraz de fraile capuchino para salir del penal confundido entre el grupo de religiosos que visitaban los reos antes de ser ajusticiados.

La popularidad de Mariana Pineda entre los círculos liberales crecía al mismo ritmo que lo hacía el odio entre las autoridades absolutistas, que empezaron a identificarla como una enemiga a abatir. En alguna ocasión consiguieron encarcelarla, pero los cargos eran demasiado inconsistentes para retenerla y tenían que soltarla. Hasta que llegó 1831.

Los rumores de un levantamiento liberal cada vez eran más persistentes. Muchos todavía tenían vivo el recuerdo de la sublevación de 1820, cuando se intentó imponer un régimen constitucional a Fernando VII. La aventura duró tres años, que el rey dedicó a conspirar para recuperar sus plenos poderes; cosa que logró con la ayuda de Francia, que envió un ejército llamado los Cien Mil Hijos de San Luis para restaurar el absolutismo. De ese modo se puso punto final a lo que se conoce como Trienio Liberal y que dio paso a la Década Ominosa. Una de las víctimas de esos 10 años de represión implacable fue Mariana Pineda.

Aquel 1831, la policía fernandina iba como loca buscando conspiradores y encontró la excusa perfecta para acabar con ella. En un domicilio se localizó una bandera en la que dos modistas estaban bordando el lema Ley, Libertad, Igualdad y que debía izarse para iniciar la rebelión. Según declararon, el encargo lo había realizado Pineda. Claro que lo afirmaron tras recibir una cantidad de dinero por parte del juez que, además, ordenó colocar la bandera en casa de nuestra protagonista para que sirviera de prueba incriminatoria para acusarla de conspiración y alta traición contra la corona.

Aquello solo fue el prólogo de la farsa judicial a la que fue sometida. Desgraciadamente no conocemos los detalles procesales del caso porque el expediente (¡oh, casualidad!) desapareció después de su ejecución. En el momento de su muerte, Pineda tenía 26 años, era viuda y madre de tres hijos. Su caso marcó a los liberales y su figura fue recordada para siempre.

Por el contrario, otras mujeres perseguidas han caído en el olvido. Los historiadores Juan Francisco Fuentes y Pilar Garí localizaron 1.454 represaliadas que aparecen en el libro Amazonas de la libertad. Mujeres liberales contra Fernando VII. A diferencia de los hombres, su identidad ha quedado borrada por el paso del tiempo y esto genera la falsa idea de que las mujeres no se involucraron en política, cuando fue todo lo contrario. Lo que toca es rescatar a las demás Mariana Pineda de la historia.

Nomenclátor

Calles y referentes liberales

Mariana Pineda es recordada en el nomenclátor de algunas poblaciones. Entre ellas en la Vila de Gràcia de Barcelona, que está llena de referentes liberales. Por ejemplo, existen vías dedicadas a líderes revolucionarios como José María Torrijos o Abdon Terrades, y a conceptos como la libertad, la fraternidad y el progreso. Pasear por esas calles es toda una lección de historia.

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