La lengua española es un inmenso océano que se nutre de muchos afluentes. Uno de los más jóvenes, aunque demuestra tener un fuerte caudal, es el que supone el léxico de los videojuegos, muy influido -continuamos con las aguas-, a su vez, por los ámbitos de la tecnología, la comunicación por Internet en general y las redes sociales en particular.

Ha de tenerse en cuenta que la creación de palabras surge por necesidades comunicativas: cada día hay nuevas realidades a las que de alguna forma hay que dar nombre. En los ámbitos tecnológicos, la lengua pionera -como en muchos otros casos- es el inglés, de manera que en el léxico de los videojuegos los anglicismos son muy abundantes. Pensemos en las consolas, por ejemplo: PlayStation, Xbox One, Switch… Es difícil, por no decir imposible, encontrar alguna marca que no apueste por un modelo con pasaporte inglés. Si esto ocurre con las plataformas, en los juegos es más evidente aún: RPG (role playing game ‘juego de rol’), survival horror (‘juego de supervivencia de terror’), shooter (‘juego de disparos’) y podríamos seguir así, pero con estos ejemplos se capta la idea: el inglés es, hoy por hoy, la lengua encargada de ir dando nombre a las nuevas realidades que van surgiendo en el mundo del videojuego y en todos aquellos ámbitos en los que la tecnología está vinculada de alguna manera.

No obstante, los hablantes de español conocemos el valor de nuestra lengua y, aunque el inglés da siempre un plus muy cool y hasta podríamos decir que algo trending -tampoco vamos a ser haters-, los hispanohablantes jugadores asiduos han encontrado, de forma natural, mecanismos para convertir palabras inglesas en españolas o, al menos, en híbridas. ¿Cómo puede ser una palabra mitad española y mitad inglesa? Ahora que ya estamos en pleno verano, llega el calor, el turismo y, lamentablemente, algunos casos de balconing. Es una palabra que, por desgracia, oímos de vez en cuando, pero si nos paramos un poco a pensar en su composición, nos daremos cuenta de que se trata de una palabra que aparenta ser inglesa, pero en realidad no lo es: balconing está formada por la palabra española balcón y el sufijo -ing, a semejanza de otros verbos como catering, footing, holding o… puenting. No le costará trabajo al lector descomponer este anglicismo camuflado.

Esta metodología es la que han llevado a cabo los jugadores de videojuegos -gamers, como gusta mucho a la prensa llamarlos-, aunque de forma inversa: han tomado una base inglesa y le han añadido nuestro muy español -ear, que corresponde a los verbos de primera conjugación (regatear, patear, pelear). Farm es un sustantivo inglés que significa ‘granja’ y que aplicado a los videojuegos (farming, to farm) significa ‘repetir sistemáticamente una acción (eliminar enemigos, por ejemplo) para obtener recursos que benefician al personaje controlado por el jugador, normalmente experiencia’. Plenamente conscientes de su significado, los jugadores hispanohablantes se han quedado con farm, al que, de forma muy oportuna, le han añadido -ear: farmear. El mismo procedimiento ha operado en palabras como streamear ‘hacer un streaming’, castear ‘comentar una partida de videojuegos, normalmente entre equipos que compiten’, baitear ‘hacer de cebo o crear un mensaje con ánimo provocativo’, o banear ‘prohibir al acceso a una aplicación, plataforma o videojuego’. Incluso dan lugar a curiosas metáforas: flame es llama en inglés, pero si se le añade el sufijo -ear y se emplea en contextos comunicativos (normalmente, por Internet) significa ‘molestar, increpar o insultar sin provocación a otras personas o jugadores’. Flamear es prender fuego a la conversación, en suma.

Estas son las formas en infinitivo, pero su conjugación es muy habitual y frecuente. Muchos videojuegos presentan errores o fallos, especialmente cuando acaban de salir del horno. Se dice, entonces, que presentan bugs o glitches y, en consecuencia, algún elemento puede estar bugeado o una determinada fase estar glitcheada.

Es este uno de los casos más curiosos que presenta el léxico de los videojuegos, la tendencia de adaptar verbos en inglés mediante la base anglosajona y el sufijo español. Mi trabajo, y el trabajo del lexicógrafo (las personas que nos dedicamos a estudiar los diccionarios y a elaborarlos), consiste precisamente en observar la lengua, el léxico de la lengua española, para poder explicarlo. Una tarea que no es sencilla para el caso de los ámbitos relacionados con las tecnologías. Su avance es imparable y apenas comenzamos a entender una herramienta informática, una aplicación, un programa o un nuevo dispositivo electrónico ya se empieza a hablar de una nueva versión o una actualización. Si la lengua en general está en constante evolución, el léxico de la tecnología y el de los videojuegos tiene puesta la sexta marcha permanentemente. Trataremos de seguirle el ritmo, mientras podamos. Y para ello, tendremos que seguir looteando (‘dedicarse a recoger de forma sistemática el botín o las recompensas (loot) que deja un enemigo al ser eliminado’) palabras.