La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Jordi Sevilla

Ni contigo, ni sin ti

Lo sorprendente sería salir "indemnes" de todo lo que nos ha pasado y nos está pasando

Lo sorprendente sería salir "indemnes" de todo lo que nos ha pasado y nos está pasando.

De vez en cuando entiendo por qué Carlyle llamaba a la economía, de forma despectiva, "ciencia lúgubre": muchos de mis colegas parece que se regodean anticipando grandes males y desastres sin fin. Si luego ocurren, son unos genios y si no, nadie se acuerda de quien lanzó los malos presagios cuando las cosas acaban yendo mejor.

Ahora, por si no teníamos bastante con los restos de pandemia, las rupturas en las cadenas de suministros consecuencia de la política china de covid-cero, la guerra de Putin en Ucrania y sus efectos sobre la crisis energética y alimentaria, empieza a circular la especie de una "inminente recesión". Y como, además, coincidirá con una elevada inflación y no tenemos imaginación suficiente para buscar nombres sin recurrir al pasado, ya se empieza a hablar de la "estanflación" que viene, pero ya, una vez que pase el verano donde todos los datos indican que se van a batir récords, sin que quienes ponen a circular la consigna, ni los que se lo creen y ya buscan refugio ante la que va a caer, parezcan percatarse de la contradicción entre ambas cosas.

Por poner algunos números, en la revisión de previsiones realizada esta semana por la OCDE, la más reciente de los grandes organismos internacionales, se anticipa un crecimiento del PIB mundial del 3% para este año y del 2,8% para el próximo, con los países no-OCDE creciendo, respectivamente, el 3,5 y el 3,8. ¿Poco, mucho? Si tomamos como referencia el promedio de lo crecido entre 2013 y 2019, cuando nadie hablaba de recesión, fue del 3,3% para el mundo y del 4,3% para los países no-OCDE. Es decir, se anticipan crecimientos ligeramente menores para este año y el próximo, pero, en ningún caso, recesión. Si incluimos los países OCDE, el promedio ha sido del 2,2% y la previsión habla del 2,7 este año y el 1,6 en 2023. En fin, un crecimiento moderado, pero, lo dicho, nada que ver con una recesión.

Peor es el resultado en cuanto a inflación: frente a un promedio previo del 1,7%, los países de la OCDE esperan cerrar este año con un elevado 8,5%, que se reducirá hasta el 6% en 2023. La tasa de paro, por su parte, se situará en la OCDE, un punto por debajo del promedio de los años 2013-2019 que fue del 6,5%. Incluso los déficits públicos alcanzarán en 2023 el equivalente al -3,8% del PIB, no muy alejado del -3,2% que fue el promedio de antes de la pandemia. Lo dicho, problemas, si, catástrofe, no.

La verdad es que lo sorprendente sería salir indemnes de todo lo que nos ha pasado y nos está pasando. En parte, como dice la OCDE en su informe, es el precio que el mundo está pagando por la guerra de Rusia contra Ucrania. Salimos de la pandemia con un fuerte impulso económico que se ha visto truncado, en parte, por la guerra y las fuertes escaseces y subidas de precios de energía y alimentos que están sumiendo al mundo en una crisis cargada de incertidumbre. Como también dice la OCDE, "una situación que no se veía desde la década de 1970" y que está causando privaciones a personas de bajos ingresos y riesgos serios de hambre en los países más pobres. 

Por tanto, como resume la OCDE: la guerra está frenando la recuperación, las presiones inflacionistas se han intensificado y la crisis del costo de la vida provocará penurias y riesgos de hambruna. Suficiente, como para no añadir, además, ruido de una supuesta recesión después del verano.

Buscando culpables

Como corresponde al momento que vivimos, cuando bajamos todos estos datos y reflexiones al ámbito nacional, constatamos que los gritos que anuncian recesión, en el fondo, lo que están diciendo es que la culpa de todo la tiene el Gobierno. Al menos, eso leo yo en los titulares que destacan las rebajas de crecimiento y alzas de inflación realizadas por la OCDE en sus previsiones sobre España, sacándolas del contexto internacional y presentándolas como si fuéramos el único país que ve empeoradas sus previsiones y poniendo, siempre, en segundo lugar, cosas como la guerra.

Si el problema fuera solo nuestro y no hubiera una explicación exterior que lo justificara, entonces sí que habría que pensar que algo estamos haciendo muy mal en España, empezando por el Gobierno. Quienes consiguen situar este "relato" mediante titulares sesgados, están diciendo dos cosas: señalan al culpable de nuestros males e, indirectamente, llaman a reemplazarlo por otro gobierno que lo haga mejor. Y no se rían por lo burdo de la cosa, porque les viene funcionando desde hace años asentando un falso relato según el cual siempre que ha gobernado el adversario, el país se ha hundido, hasta que llegan ellos al gobierno y lo salvan. A algunos les sorprenderá que les diga que no hay una sola verdad en esta afirmación y a otros, que, a pesar de ello, haya tantos conciudadanos que se lo creen y actúan en consecuencia.

Si el problema es el gobierno, es legítimo luchar para cambiarlo, mientras que, si el problema es exterior, a lo mejor, lo patriótico sería cerrar filas con el gobierno para defender a los ciudadanos y al país. Como ven, una opción política, el pacto, que, hoy, está fuera del mapa de los estrategas de nuestros partidos.

¿Y España?

Los que resaltan que la OCDE rebaja o recorta el crecimiento de España en 2022 al 4,1% y sube la inflación al 8,1%, dicen verdad. Pero al callar que, con ello, crecerá por encima del promedio de la OCDE (recuerden, 2,7%), incluso por encima de la eurozona (2,6%), con una inflación por debajo de la prevista para la OCDE (8,5%), no dicen toda la verdad. Y la interpretación de los mismos datos, es muy diferente en un caso y en otro. Incluso cuando anticipa un escaso 2,2% de crecimiento para 2023, no sería licito callar que, en 2019, antes de la pandemia, fue del 2,1%, sin que nadie hablara de recesión.

Tenemos en España suficientes problemas objetivos como consecuencia de hechos objetivos como la guerra y las crisis energéticas y alimentarias mundiales, como para añadir una capa de ruido mediático partidista que, con la excusa de que viene una recesión, insuflar miedo e incertidumbre buscando, solo, beneficios partidistas. No es licito. Y, desde luego, es muy poco patriota. Y ahí lo dejo.

Compartir el artículo

stats