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Rubén Reja

En voz baja

Rubén Reja

Llave maestra

La política, tan cíclica como el amor más verdadero, aglutina desde la gloria electoral más inesperada hasta las derrotas más devastadoras y merecidas. Ambos extremos son dos impostores, igual de efímeros, a los que siempre hay que recibirlos con serenidad plena y con un cierto desdén que, a la postre, es incluso saludable. El triunfo sin fisuras del PP en Andalucía es la llama que prende de forma inexorable un sanchismo que atufa a chamusquina. El voto ambidiestro del hastiado electorado y una fragmentación de la izquierda, nunca vista, han sido determinantes para subir a los altares a los populares. Ese votante infiel y el absentismo no pueden ser la excusa de Pedro Sánchez, que debe ejercer la autocrítica más contumaz antes que la hoguera arrase Ferraz por completo. Pero la debacle socialista es un fenómeno demasiado complejo para buscar argumentarios unívocos. No cuela atribuir a una sola causa la histriónica mayoría absoluta del PP, sino que se entremezclan muchos factores que coinciden en el tiempo. Un tiempo de cambios sin remisión que ya iniciaron hace un año los madrileños cautivados por la irreverencia de Ayuso. Sin embargo, los liderazgos de ‘lady Madrid’ y Juan Manuel Moreno Bonilla discurren por cauces opuestos. El descaro y oportunismo de la ‘gata popular’ se contrapone al perfil discreto, pausado y sereno del ‘califa’. Dos fenómenos que han llevado al éxtasis una formación que resurge de sus cenizas de corrupción para quedarse. Al margen de rivalidades entre ‘delfines’, el éxito de Ayuso y Bonilla, que será el triunfo nacional de Núñez Feijoó, obedece a como los perciben su entregado electorado. Ambos comparten una autenticidad y una fuerza natural al margen del marketing que les hace únicos. Tan diferentes y tan iguales son la llave maestra para acabar con los nacionalistas extremos, los bilduetarras y los ‘pudimos’ de izquierda.

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