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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

De la burbuja especulativa a la forestal

Mientras en las capitales que luchan contra el cambio climático se habla de grandes corredores verdes o parques urbanos interminables, aquí nos hemos arrimado a la burbuja forestal, según se anuncia por el Ayuntamiento.

Entiendo que en el contexto local se trata de reconducir el medio ambiente de terrenos resultantes de la burbuja del urbanismo especulativo, cuya devastación se pretende invertir a través de una plantación ordenada. Intervenir en el detritus. Esta ciudad frankenstein es rica en ese tipo de territorios, que, semejante a colgajos, han quedado ahí sin personalidad alguna, la mayoría de las veces al lado de los neones de una superficie comercial hiperbólica.

No me extraña que la primera burbuja forestal en arrancar sea en Tamaraceite, un amasijo de corte y pega para un holocausto de la periferia agrícola en favor del consumo urbanístico y doméstico, ambos desaforados. El concepto nos reconoce como seres que disponen de un pequeño espacio acotado para vivir las sensaciones de lo que más puede parecerse a un bosque. Se toma uno el desayuno lo más rápido posible y parte excitado hacia esa nueva creación natural antes de que la idea se le ocurra a muchos y la burbuja explosione por abuso de aforo. La mayoría de los pueblos sueñan con hacer realidad la idea de disponer para su disfrute de grandes llanuras verdes y amarillas que acaban al borde de un acantilado, o senderos que culminan en los altos de una montaña con unas vistas únicas.

Ninguna de las opciones tiene que ver con la prisa ni con los zumbidos de los coches de una carretera, aunque podría ser que las burbujas en proyecto acaben unidas unas a otras y conformen una especie de collar de gran atractivo y beneficio para la atmósfera. Está claro que una vez consumado el desastre irreversible, queda el consuelo de que el espíritu aun se pueda estimular tuneando esa hecatombe que es el cinturón de Las Palmas de G. C., ahíto de una guerra de la que quedan escombros, chabolismo, ruina agrícola, coches, ladrillos, ladrillazos y market a chorros.

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