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José María Asencio Mellado

Vuelva usted mañana

José María Asencio Mellado

Cumpla el pp la ley. ya

La imagen vergonzosa que se está transmitiendo sobre el Poder Judicial en su conjunto es la demostración expresa de la degeneración del sistema democrático, de una crisis profunda que hemos aceptado como expresión de la normalidad.

Cuando el partidismo más elemental se impone sobre el modelo constitucional y cuando la ambición por el poder sobrepasa cualquier otra consideración, las consecuencias son nefastas, pues son el poder por el poder y la confrontación con el adversario la medida de todas las cosas. Las instituciones son irrelevantes, el mérito y la capacidad se supeditan a la obediencia jerárquica, los derechos de la ciudadanía se valoran en función del voto, sesgado e interesado. El interés general cede ante el particular de los gestores de la nación.

La sensación del hoy es que no puede haber mañana, porque quien se ofrece a representarlo, aunque modere su discurso, es deudor de unos comportamientos arraigados en una forma de entender la política que no puede ser asimilada a las raíces y principios de la democracia.

La máxima responsabilidad en lo que lo que al Poder Judicial se refiere es de un PP que, ojalá me equivoque, hilvana un discurso cuya razón está huérfana de una verdad que proclama aun habiendo faltado a ella en tiempos pretéritos y que sustenta, porque le interesa, sobre un CGPJ dominado por sus arietes más selectos y significados. Y un PP que desea conservar mayorías en órganos constitucionales que no responden a las parlamentarias, haciendo trizas el sistema que él mismo apoyó y conservó cuando esas mayorías le convenían.

Enfrente ha tenido a un PSOE escaso de recursos y pasado de soberbia, incapaz de dar salida al reto legal y constitucional que le han planteado o hacerlo con ocurrencias que solo han servido para dañar a los tribunales y a su imagen pública, a la autoridad moral de jueces y magistrados. Los pasos dados, como la última frivolidad acerca del nombramiento de los magistrados del TC por el CGPJ en funciones, son tan ingenuos, que parecen desconocer que esta mayoría del CGPJ, insuficiente para imponer unos nombres, seguramente alegará falta de consenso. Conseguir los votos que la ley exige es ponerse en manos de una mayoría basada en el desconocimiento de la ley y en el interés del PP en conservarla. Y una mayoría que acude a Europa denunciando las maniobras absurdas del PSOE, pero que guarda un silencio expresivo o solo lo rompe formalmente cuando se trata de señalar al real culpable de esta situación: el PP.

Una vez que el PSOE llegó tan lejos en sus propuestas legales, bien podría haber forzado una ley que, sobre la base de la LOPJ y respetando la Constitución, hubiera ideado medidas que de verdad afectaran a un gobierno del Poder Judicial que, tras tantos años, ha demostrado cansancio y mentalidad de permanencia indefinida.

No va a haber acuerdo parece, pues el PP no lo quiere y sí perpetuar su poder contra la ley. Y si no va a haberlo, la reacción ha de ser equivalente a este desacato, pero con la ley, nueva y acorde al espíritu de la vigente, aceptada por todos y ahora desatendida por una derecha que, en este punto y digo y destaco, en este punto, ha perdido credibilidad democrática y legitimidad. Al menos para quienes pensamos que desobedecer la ley es igual de grave en unos casos que en otros. Y que no aceptamos excusas de nadie ante la desobediencia a la norma. Escasa legitimidad tiene para criticar a los que abusan o desconocen la ley quienes, a la vez, hacen lo propio. Máxime si la ley desatendida es obra de los mismos que la ignoran, pues el sistema actualmente en vigor se reformó, sin devolver la competencia a los jueces para nombrar a sus representantes, por el mismo PP, que no vio entonces, cuando gozaba de mayorías absolutas, problema alguno en mantener lo que le beneficiaba. Porque, aunque los medios cercanos al PP lo silencien, la ley en vigor fue fruto de gobiernos del PP. Este partido, pues, no cumple lo que él mismo aprobó. Una conducta que no es banal.

El PP, que puede remediar la situación con solo acatar la legalidad vigente, no tiene excusa alguna para insistir en negarse a cumplirla alegando lo que no es creíble y manteniendo lo que le conviene.

En dos semanas se podría volver a la normalidad. Y todo está en manos de un PP que tiene que decidir si se somete a la ley o la ignora. Por el momento ha optado por desobedecer. Y eso en el futuro le perseguirá. Para muchos será motivo suficiente para estar alerta. Quien prueba estar por encima de la ley y le gusta, corre el riesgo de repetirlo y quien observa esta conducta, si cree en la democracia, debe experimentar temor o preocupación si de verdad cree en el sistema.

Lo que no comprendo es a quienes, cuando otros incumplen, no dudan, con razón, en encender las alarmas del Estado de derecho. Ellos sabrán lo que hacen.

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