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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Colapso económico por el calor

De siempre han existido los que se lo pasan mejor con el calor gracias a un buen aire acondicionado a domicilio, y los que se lo pasan peor por no tener ni para comprar en rebajas un pingüino. Las fuertes temperaturas del irrevocable cambio climático abren de par en par una nueva división de clases urbanas víctimas del golpe de calor. Estamos aún en la fase bélica y en un posible apagón por el cierre del grifo energético ruso, pero se contonea otra amenaza perversa: el colapso por el impacto del bochorno en su versión de canícula más intensa sobre los cuerpos de las personas. Hace unos días murió un trabajador precario (un mes de contrato) del servicio de limpieza de Madrid asesinado por el castigo de la calufa en sus órganos. ¿Qué tipos de trabajo se pueden desarrollar y cuáles no bajo temperaturas que van más arriba de las 40 grados? ¿Es humanamente correcto tener a un obrero de la construcción bajo el sol incandescente, subido a un andamio y cubierto por una sombrilla que es papel higiénico para el rey astro? Hasta ahora las miradas sobre el temible cambio climático estaban centradas en las lluvias aparatosas, pero estas semanas Londres, París o Berlín sufren un calor insoportable, inédito, dañino para el equilibrio físico y mental. Los expertos hablan de incendios de nueva generación, donde el combustible de los bosques y pastos entran en fase de combustión sin ningún tipo de delincuente pirómano, sino por la concentración del calor. ¿Y están preparados los medios de transporte para soportar los embates del fenómeno? ¿Serán suficientes los sistemas de refrigeración, también los de los centros de producción fabriles y los de los grandes servidores que almacenan miles de billones de datos de los estados y empresas? La muestra palpable de que al vigor económico no lo persigue solo un fracaso logístico se vive en el Reino Unido, donde la comunicación ferroviaria se ha visto afectada por temperaturas de hasta 62 grados. La peor pesadilla sobre el cambio climático empieza a cuajar a pasos agigantados. Así y todo aún hay negacionistas.

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