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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Se va como una kelly, con «el cuerpo roto»

Pocos cargos públicos se marchan por la causa aireada por la fiscal general del Estado, Dolores Delgado: «Tengo el cuerpo roto». En este país no se suelen decir en voz alta estas cosas, porque nadie le va a preguntar a continuación por sus dolencias, sino más bien irá enloquecido por lo que está en la trastienda. Mejor es el latiguillo «razones personales», dado que no es necesario añadir más dolor al organismo. La alta instancia de la judicatura ha estrenado una modalidad en la política: irse a lo kelly, igual que una camarera de hotel cuya osamenta se desmorona. Se asocia a la fiscal Dolores Delgado con una muñeca desmadejada, carente de una dolencia concreta pero de todas a la vez. Tampoco nadie había sido tan certero en definir las consecuencias de estar en la primera línea de la política nacional, sometida a la artillería de la oposición en estado puro. La batalla que mina sin compasión el organismo, como tantas veces han explicado los científicos a la hora de encontrar el factor determinante. En el mundo del deporte ha sido el gran tenista Nadal el que ha exhibido las miserias de su cuerpo, en contraste con su carrera interminable de triunfos. Miles de enfermos crónicos se han sentido identificados con el dolor que padece el deportista, con la descripción del mismo y los efectos del fármaco sobre su lesión. La fiscal, con motivo de su despedida, ha hablado en los medios de comunicación de las dos hernias de disco que padece y que están necesitadas de intervención quirúrgica. Ha dicho, además, que en esas condiciones no podía detentar la responsabilidad que le habían encomendado. Y después, tras asegurar que no se va por las presiones del PP o para aspirar a la nueva Fiscalía de la Memoria Democrática, afirma de forma casi sentimental: «Tengo el cuerpo roto». Uno se queda preocupado por dos cuestiones: primero, la salud de la dimisionaria y las perspectivas de su curación y, segundo, por el asombro que provoca conocer que la realpolitik nacional se puede llevar por delante la armonía de los órganos y huesos. Siempre pensé, inocente, que se salía más repuesto.

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