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Observatorio

Mujeres, víctimas y protagonistas

Las guerras, es bien sabido, siempre se ceban con las mujeres. De hecho, en cada conflicto se agravan las desigualdades ya existentes de los sistemas patriarcales. La guerra en Ucrania no es una excepción.

Desde el comienzo de la guerra, allá por 2014, se pudo observar y testimoniar que las poblaciones vulnerables: mujeres, niños, desplazados, minorías étnicas como los romanís, colectivos LGTBI o personas con discapacidad eran los más afectados. En la zona de guerra se detectó el aumento de la trata de personas, del trabajo sexual y una mayor violencia sexual. Informes de Naciones Unidas alertan de que existe una clara correlación entre la circulación de armas entre la población y la violencia de género y los feminicidios.

En el caso de Ucrania, ya en 2020 Amnistía Internacional alertaba del incremento de los casos de violencia contra las mujeres como consecuencia de la crisis económica y social, del acceso a las armas y de los traumas creados por la guerra en las regiones de Donetsk y Lugansk. Tras el 24 de febrero, los informes de la OSCE confirman un aumento de la violencia contra las mujeres, que se encuentran todavía en una mayor situación de indefensión, y a todo esto habría que añadir las violaciones contra mujeres en Bucha y otras localidades que están siendo ya estudiadas como crímenes de guerra.

Violadas y embarazadas. Son las mujeres las que más han huido de esta guerra. De los más de 9 millones de personas que han huido del país, el 90% son mujeres y niños, ya que los hombres de entre 18 y 60 años están obligados por la ley marcial a quedarse en el país. Esas mujeres y niños están expuestos a todo tipo de riesgos, abusos, tráfico, violaciones, no solo en su tránsito hacia la salida de la guerra, sino también una vez en territorio seguro. Este está siendo el caso de las mujeres ucranianas que, embarazadas como consecuencia de una violación, llegan a Polonia, donde se someten a abortos en secreto y sin la atención médica adecuada, consecuencia de una legislación aprobada en 2020 que coarta los derechos reproductivos de las mujeres y que se ha convertido en uno de los sistemas más restrictivos que existen. Lo padecían las mujeres polacas, ahora también las mujeres que huyen de la guerra.

Pero también son las mujeres las que han dado un paso al frente y las que han comenzado a organizarse y a tejer redes de apoyo. De este modo, son ellas las que se han organizado en Ucrania, como la organización La Strada Ucrania, que tiene una línea directa para la prevención de la violencia doméstica, la trata y la discriminación de género. Y también han sido ellas las que se han organizado en Polonia para atender a aquellas mujeres que requieran de auxilio.

Y son las mujeres y los grupos feministas los que conforman uno de los movimientos sociales más activos en Rusia, desafiando la autoridad del Kremlin de manera sistemática a través de organizaciones como Resistencia Feminista Contra la Guerra. Han conseguido, a base de imaginación y de la descentralización de sus acciones, ser de los pocos movimientos con los que todavía no ha podido acabar el régimen ruso.

Y estos son solo tres ejemplos de cómo las mujeres, de las que poco o nada se habla, son protagonistas esenciales de lo que acontece en el contexto de la guerra actual. En Ucrania, trabajando para sacar adelante el país, organizándose para la defensa; en Polonia, uniéndose a las mujeres polacas para pelear por sus derechos, y en Rusia, retando al régimen con valentía.

Es imprescindible dar apoyo internacional a todos estos grupos de mujeres, trabajar con ellas mano a mano. Desde la invasión rusa no se ha visto en ninguno de los foros internacionales muestra alguna de la Política Exterior Feminista; pareciera que en momentos críticos como los actuales esta opción por la que tantas hemos apostado quedará relegada a un segundo plano tras la geopolítica y los intereses económicos. Y para ello es imprescindible un compromiso real por parte de los gobiernos para avanzar hacia un marco en el que las mujeres jueguen un papel relevante, tanto en la finalización de la guerra como, especialmente, en la construcción de la paz.

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