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Alfonso González Jerez

Retiro lo escrito

Alfonso González Jerez

Román Rodríguez y sus cuates

Lo peor de la crisis de NC –que potencialmente podría derivar a una crisis en el Gobierno autónomo– es que pasan los días y Román Rodríguez y sus cuates no terminan por definir la estrategia para salir del estúpido y culposo embrollo en el que se han metido. Hasta el momento el consejero de Hacienda se ha limitado a despotricar, amenazar y chulearse patéticamente, faltando el respeto a los ciudadanos, a los militantes de lo que fue Nueva Canarias y a si mismo. Lo que ocurre, expresado con la máxima sencillez, es que NC carece de mecanismos válidos para la resolución de conflictos internos. Nueva Canarias es –jurídicamente fue– dos grupos de intereses, simpatías y diferencias: el de Román Rodríguez y un grupo reducido de alcaldes y los procedentes de Roque Aguayro, el invento vecinal de Antonio Morales con el que gobernó casi 30 años en Aguimes. Rodríguez pone el palique, el charmé presidencial y la apostura mariachi, pero sin el concurso de Morales NC jamás hubiera llegado a la Presidencia del Cabildo de Gran Canaria ni pasado de los tres diputados.

Rodríguez lleva días insistiendo en que no tiene toda la información. Pues ya está tardando. NC no ha sido una organización con la extensión ni la complejidad gestora de Inditex. Lo primero que deben hacer sus dirigentes es ofrecer una explicación ordenada y plausible de lo ocurrido. Lo segundo aclarar (antes de que lo haga Hacienda) si emplearon parte de la asignación del grupo parlamentario a financiar el partido extinto legalmente hace más de un año. Y por último depurar responsabilidades internas. Son medidas difíciles de asumir por una organización que de facto funciona como una suerte de bonapartismo asambleario y acostumbrada a la aclamación consuetudinaria, con algún ligero maquillaje ideológico para simularlo.

Y una vez dilucidadas estas tres cuestiones son los militantes los que tienen derecho a debatir y decidir la estrategia: refundación del partido o inscripción de una agrupación de electores como instrumento provisional para las elecciones del próximo año. Ni Rodríguez, ni Carmelo Ramírez, ni Luis Campos: el futuro inmediato de la organización democrática, después de un trance como este, debe estar en las manos de los hombres u mujeres que han trabajado y se han comprometido bajo las siglas de NC desde 2005.

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