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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

27º, sopor y sudor en el teatro

La entrada en vigor del plan de ahorro energético del Gobierno desemboca en una apuesta un tanto trivial, pero no baladí: ¿estará dispuesto el tenor a actuar en un lugar donde el aire acondicionado no baja de 27 grados? Y si acepta, ¿soportaría usted semejante temperatura sin caer en el sopor o sensación de mojado debido a los churretes de sudor? Los edificios culturales son menos que las lavanderías y las peluquerías, y no tienen excepción alguna que valga en la normativa, que incluye, por cierto, un toque de queda a partir de las 22.00 horas: apagón de la iluminación de escaparates. Auditorios y teatros, blindados contra el aire exterior para no dañar la acústica, no podrán ni acudir al viejo truco de los postigos, esos ventanucos cercanos al techo que se abren y se cierran tirando de una cuerda y que permiten la entrada del alisio. Estos respiraderos hace tiempo que desaparecieron. Habrá que vender en las entradas abanicos, si aún se fabrican, o abusar de los descansos para ir directamente a la barra a por una bebida helada. Esto es serio: no les quiero ni contar el constipado que se puede agarrar entre pecho y espalda por una buena sudada en los aforos locales. El pintor Néstor falleció relativamente joven, tras ir al Galdós, por culpa de la corriente traidora que baja por Bravo Murillo, a la que no tiene nada que envidiar la que serpentea por el Auditorio. La tropilla nacionalista en el Congreso de los Diputados pide excepciones para Canarias en el plan energético, pero aún no he visto ninguna referente a los efectos del clima afroinsular en el interior de los recintos culturales, en los que difícilmente se podrá estar a 27 grados. Los 19 de calefacción no nos afectan, como es obvio. Gran Canaria, cuya media en el exterior está entre los 18 y 25 grados dependiendo de la estación, podría superar los 30 en los momentos álgidos dentro del Auditorio y Teatro. No vale ni la pena encender el aire que nos vende Moncloa. Otra cosa es asistir lo más ligero posible de ropa, y con unos minibloques de nevera congelados como complemento de temporada.

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