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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

En el mercado de la fama

El famoso vive de que muchos reconozcan su cara, la identifiquen con un nombre y le asocien algunas palabras o hechos. Los famosos ocupan memoria. La industria, imitando a la eyaculación, lanza más famosos de los que el mercado objetivo puede acoger. Quieren ocupar memoria de los demás y dinero para sí. Dicho en dos verbos horribles (el primero lo acabo de inventar según el modelo del segundo): mnemotizar y monetizar.

No me cabe un famoso más. No es como cuando éramos pequeños y teníamos pocos medios (de comunicación) y pobres y ricos conocían universalmente a una muchacha llamada Carolina de Mónaco, a la actriz Marilyn Monroe, al cirujano play-boy doctor Barnard y al goleador Pelé. Eso era el mundo de las cadenas únicas cuando unos pocos famosos parasitaban las neuronas de todos. Ya no es posible.

La industria de los famosos trabaja para un mercado segmentado por edades, clases sociales, gustos y querencias sexuales. Puedes ladrar desde una tertulia del corazón, portarte mal en una isla, hacerte mujer marca, hombre producto, enseñar instantáneas de tu cuello enjoyado y de tu culo gordo, ser celebrity, royal, instagramer, youtuber, tiktoker, streamer, influencer, idioter...

Ahora se es famoso con menos cerebros que te reconozcan. Vivimos en la paradoja de que haya tantos famosos desconocidos porque nos quedan fuera de rango, porque no nos gustan los ripiosos que cantan con la lengua hinchada o las actrices que hacen su gran papel en el divorcio beneficiándose del dolor de las víctimas de su tiempo.

Muchos de los famosos son «populares» de un instituto de segunda enseñanza universal que se acaba en dos años y debe dejar las taquillas para el siguiente. Al haber más famosos disputándose los mismos cerebros y capturando menos neuronas tienen que estar creando contenidos todo el tiempo –que es lo que hacen los que menos aportan– o dosificándolos como cuando se ofrece un tráiler de canción, unos segundos que se apresuran a ver millones de seguidores para más valor de la mercadotecnia que del arte.

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