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Fernando Canellada

Azul atlántico

Fernando Canellada

Torres con el papa Francisco

No ha dejado indiferentes la imagen del presidente Ángel Víctor Torres en el Vaticano con el papa Francisco. A la vista queda que acierta más el líder socialista canario en sus comportamientos y decisiones políticas, que Pedro Sánchez con todo el aparato monclovita con descanso en La Mareta sin corbata. Torres, que como alcalde ya había honrado al obispo Pidain como hijo adoptivo de Arucas, responde al sentir aún mayoritario del pueblo canario. Tanto cuando va al Vaticano, a Candelaria o a Teror. La Constitución de 1978 y aclaraciones siguientes del Tribunal Constitucional dejan claro que «aunque ninguna confesión tendrá carácter estatal, los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mandendrán las consiguientes relaciones con la Iglesia Católica y las demás confesiones».

Bien lo sabe Marco Aurelio Pérez, que acompañaba como alcalde a sus vecinos musulmanes en el inicio del sagrado mes del Ramadán. Y así cumplen Torres, alcaldes, consejeros y concejales, cuando participan en las celebraciones religiosas de sus pueblos.

La sociedad no es laica, es plural, con creyentes y no creyentes, y se podría decir, que por aquí sobradamente religiosa teniendo en cuentra la presencia de iglesias cristianas y los miles de fieles musulmanes. Las autoridades elegidas en democracia han de estar al servicio de todos y, se espera que aprecien las iniciativas de los que contribuyen al bien común.

En la historia canaria la Iglesia católica ha jugado un papel espléndido, como se certifica con la retahila de calles, plazas y centros que llevan nombres de religiosos y sacerdotes, asi como los honores y distinciones que reciben cada año hombres, mujeres e instituciones eclesiásticas.

Están en su derecho los político que no quieran asistir a las celebraciones religiosas. Pueden hacerlo con libertad los que quieran. Quienes se reúnen en el Pino o en la Candelaria son canarios católicos, ciudadanos libres que contibuyen al bien de la tierra a celebrar la fiesta secular de sus patronas.

Como tambiñén se reúenen en el estadio Gran Canaria canarios de la UD

Hoy como contraréplica a una globalización que todo lo uniforma y desertiza singularidades e identidades, vuelven a defenderse y celebrarse las tradiciones con entusiasmo como expresión del alma popular. Gran Canaria tiene la suya y muy viva.

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