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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Doreste, purgado, pero poderoso

A Javier Doreste le encanta ser un disidente más que un tránsfuga. El aura soviética le puede y él mismo hasta se ve como el personaje de una purga frente a la mediocridad de las contradicciones de la dirección de Podemos. No es este lugar para contar los tornillos y remaches de la chatarra del movimiento 15-M, una aurora boreal frente al viejuno bipartidismo que acabó convertida en una fogosa hoguera de San Juan. El canibalismo de dentadura afilada de la izquierda después de la antigua izquierda ha dejado, entre otras huellas, un potaje de siglas y una confusión de identidades a las que no les voy a dedicar ni un segundo: el concejal expulsado puede contar lo que le venga en gana, pero lo suyo, como lo de Meri Pita y otros, es carne de fracaso. Nunca he sabido bien (o no me ha interesado saberlo) a qué fuerza política representaba Doreste en el Ayuntamiento. Lo que sí me consta es que su voto daba y da estabilidad al gobierno de Augusto Hidalgo, y que por ello recibió a cambio la poderosa delegación de Urbanismo. Así se las gastan los socialistas canarios. A medida que transcurría el mandato municipal del tripartito, el purgado ha ido volando cada vez más solo, ajeno a cualquier pensamiento partidista (como mucho una tertulia con algunos amigos), y con la vista puesta en promover una nueva plataforma, la pasión más dulce de un excomunista. En este escenario, dando rienda suelta a la crítica de libros (fue agente comercial del ramo), que practica decentemente en las páginas de este periódico, el temperamental concejal ha parido el urbanismo de Doreste, unicidad intelectual (aunque tiene como partenaire al incombustible Setién, el gurú) que nos pone ante la tesitura de preguntarnos si sus iniciativas son un acierto para una ciudad que debe afrontar sin pausa la transformación hacia la sostenibilidad. ¿Se puede dejar un momento tan trascendental del urbanismo de esta ciudad en manos del miembro (o ex) de un partido (o hijuela) que se deshace a pedazos? Me parece un poder extraordinario y caldeado frente a la chimenea del culto a la personalidad.

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