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Fernando Canellada

Azul atlántico

Fernando Canellada

Juan Carlos I en su sitio

La Familia Real británica ha vuelto a la normalidad en sus tareas oficiales tras poner fin ayer al luto por la reina Isabel II. Han comenzado los preparativos, en privado, para la coronación de Carlos III. ¿Asístirá el rey emérito Juan Carlos I a tan magno acontecimiento? ¿Volverá a coincidir con su hijo Felipe? No lo duden. Juan Carlos estaba donde debía de estar en el funeral de Isabel II en la abadía de Westminster. La razón monárquica, regida por la sangre y la familia, tiene un lugar preferente para el padre de Felipe VI y nieto de Alfonso XIII y de Victoria Eugenia.

La abuela del rey emérito era Victoria Eugenia, hija de Enrique de Battenberg y Beatriz del Reino Unido y nieta de la reina Victoria I (1830-1901). Agradecido está el emérito, tal vez más que a su padre, a su abuela Victoria Eugenia, que defendió ante Franco la reinstauración de la monarquía sin manifestarse contraria a la continuidad en su nieto Juan Carlos.

La reina emérita Sofía, por su lado, también atesora razones familiares sobradas para los primeros puestos como tataranieta de la reina Victoria (1837-1901) y de Federico III. Y no solo por esa línea. La griega Sofía de Borbón, madre de Felipe VI, era sobrina segunda de Felipe de Edimburgo, heleno de nacimiento y recordado esposo de Isabel II y padre del rey Carlos III.

Aunque no tenga el amor de su pueblo, como dijo su abuelo Alfonso XIII en vísperas de la II República, a Juan Carlos le corresponde un lugar preferente en la bancada del simbólico templo londinense, junto a su esposa doña Sofía.

Las sombras han eclipsado las luces del rey que capitaneó el paso del régimen franquista a la Democracia. Las monarquías, con la lógica de toda institución humana, tienden a preservarse pese a los «annus horribilis», las guerras dinásticas y los príncipes encausados por abusos sexuales. Isabel II ha llegado al Juicio Final bien preparada. Si la salud lo respeta, a Juan Carlos I le quedan más tribunales pero,desde la cuna tiene reservado un sitio preferente en la abadía de Westminster, tanto para funerales como para coronaciones.

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