El pasado jueves fue el preestreno del documental «Jinámar en nuestras manos», producido por Luis Luque, director de la productora «Hormigas negras», y dirigido por Alberto Pérez. La obra audiovisual describe el papel que ha desempeñado el Plan Integral de Jinámar durante estos cinco años en materia de deporte, educación, salud e infraestructura. Este plan, o este pedazo de plan, ideado por el Ayuntamiento de Telde y sostenido por subvenciones del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 y del Cabildo de Gran Canaria, se propuso darle una vuelta al barrio en un plazo de diez años (2017-2027). ¡Y vaya vuelta! «Jinámar en nuestras manos» se emitirá en Radio Televisión Canaria durante estos días, e invito a todo el mundo, de donde sea, a que lo vea. ¿Por qué? Porque da igual si eres de La Paterna, de Maspalomas o de Ciudad Jardín, al final todos somos vecinos y, de una forma u otra, tenemos la misma preocupación: salir adelante en la vida. Unos lo tienen más fácil y otros más complicado, pero, amigo, el sentimiento de supervivencia nos une. Y, ¿qué quieres que te diga?, yo siento una admiración enorme por esa gente que lucha por salir adelante aun con todas las cartas perdedoras en la partida de la vida. Sin ánimo de hacerles destripe, el principio del documental es impactante. Lo primero que pensé al ver las imágenes desfilar ante mis ojos fue: «¡Chapó!, ¡qué valientes!». Pues es de valientes escupirnos a la cara a todos, así, sin medias tintas, que mostrar solo una realidad de un barrio estigmatiza a sus vecinos y no les ayuda a «salir adelante» y eso es lo que durante años se ha hecho con Jinámar. El «gueto». El «polígono». El «barrio chungo». Ahora sí que les voy a hacer destripe: llevamos años equivocados. Jinámar no es solo lo que se cuenta por ahí o lo que sale en las noticias… ¡Ay, esa manía extraña del ser humano de hacer más hincapié en lo negativo que en lo positivo! Jinámar es muchas más cosas: es un montón de gente reinventándose día a día. Son un montón de asociaciones adscritas al Plan Integral dejándose la piel por y para los vecinos. Son técnicos coordinándose con las entidades, con la gente y con los políticos para que los ciudadanos tengan lo que se merecen: educación, salud, instalaciones deportivas e infraestructuras dignas. Y políticos comprometidos (y bien saben lo poco dada que soy a halagarlos, pero al César lo que es del César). Este documental, que insisto, deben ver, hace un recorrido por la evolución del barrio de la mano de las reflexiones de los profesionales que forman parte de ese proyecto que es «Jinámar en nuestras manos». De alguna forma, Jinámar somos todos. Porque todos, seamos de donde seamos, estamos hechos de sueños y a nadie debería privársele de soñar y de alcanzar la quimera, que en muchas ocasiones se traduce en cosas tan simples como una casa, un trabajo digno y comida en la mesa. Háganme caso, vean el documental.
