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José A. Luján

Piedra lunar

José A. Luján

MSGC: Tejeda sí

Sin afanes excluyentes, creemos que las líneas de esta columna se convirtieron hace algunas semanas en el primer aldabonazo sobre la errónea decisión sobre la ubicación del Instituto Canario para la gestión compartida entre la Reserva de la Biosfera y las Montañas Sagradas de Gran Canaria (MSGC). Se puso de relieve que un inmueble en la calle Buenos Aires, a la sombra del reloj del Cabildo, al cobijo del manto protector que propicia tanto la presidencia cabildicia como la directriz consejeril, estaba a una notable distancia de donde se encuentran los bienes patrimoniales que se pretenden administrar. La distancia material es nada más y nada menos que cincuenta kilómetros redondos y lirondos. El inmueble seleccionado por la Consejera de Vivienda, que de pronto en este asunto emerge de su anonimato, iba a ser decorado con una partida presupuestaria de algo más de un millón cuatrocientos mil euros.

Algunos grupos ciudadanos, sensibles con la gestión en las cumbres, pusieron el grito en el cielo, por encima del mar de nubes, y se tardó muy poquito tiempo en buscar el alojamiento en una antigua vivienda situada en el casco urbano de Tejeda. Ante estos vaivenes, sobre asuntos básicos y trascendentes, las carcajadas sobre la improvisación no tardaron en aflorar. La mano que mece la cuna cayó en un tremendo ridículo y se pone de manifiesto que una cosa es hacerse una fotografía a diez mil kilómetros de distancia y tocar unas campanillas fuera de contexto y otra es tener directrices claras que fundamenten lo que se pretende hacer con nuestras cumbres. No obstante, hay una orientación muy concreta: que nadie se acerque a la cuna porque pueden despertar al niño.

Un personaje relevante como es el descubridor de la Cueva de Rico Caído en 1995 tuvo la osadía de acercarse para seguir compartiendo líneas de trabajo y fue decapitado de sus funciones. Todos tiraban de la manta del protagonismo y la celotipia pudo más que la eficacia. Y quien ha hecho propuestas (sí, propuestas mediante una escaleta de posibles actuaciones) a solicitud de la gerencia del Instituto por no haberse completado el formalismo de una reunión, ha sido atacado falsamente de querer dirigir el Instituto. No se ha sabido distinguir entre «propuestas» y «decisiones». Metiéndolo todo en el mismo saco se crea un totum revolutum que nos obliga a plantear estos matices. Pero lo que en verdad nos deja perplejos es que desde la máxima representación de la isla se ataca a un ciudadano con nombre y apellidos y apelativos de conducta social como la del siguiente calibre: «es una persona enfrentada contra el mundo» afirmación realizada en sede cabildicia por el hecho de mantener una opinión contraria al corifeo de técnicos, cuando en verdad el deterioro de Risco Caído es una evidencia inapelable. Con este planteamiento desde el liderazgo político insular, el resto de ciudadanos podemos caer en desgracia tan pronto se tenga una opinión distinta a la considerada «políticamente correcta» como puede ser el modelo de repoblación arbórea; la reforma del campamento de Tamadaba; la apuesta por la instalación del radiotelescopio en la entrada a Acusa; la negativa a un teleférico en pleno centro de la Caldera de Tejeda, o la oposición a la iluminación del Roque Bentayga. O como en el caso que nos ocupa, la oposición a ubicar la sede del Instituto de Gestión de las MSGC en la calle Buenos Aires. El hecho de que una opinión, sin ningún interés partidista sino llevado por el doble sentido común y emocional, haya movido una decisión satisface a quien quiere colaborar en la neo construcción de las cumbres.

Tejeda está en el centro de las Montañas Sagradas. Es el lugar idóneo para ubicar una referencia institucional y decisoria de toda la cultura que gira en torno a la declaración universal de estos espacios emblemáticos. Gestionar un patrimonio múltiple y diverso desde el seno de este pueblo, es una satisfacción que compartimos como ciudadanos que vivimos la cumbre, con todas las vertientes tangibles e intangibles que la constituyen. Distribuir los órganos de gestión y de exhibición entre los municipios cumbreros, cada uno con su idiosincrasia, es loable a la vez que consideramos que es la consolidación de objetivos compartidos. Aunque en verdad, echamos en falta la existencia de un «Documento Base» que aglutine los objetivos para no funcionar a golpe de trompicones.

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