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Hoja de calendario

¿Qué es el patriotismo?

Las dictaduras tienen eso: se apropian de los símbolos y, si son duraderas, resulta después muy difícil recuperarlos y restaurarlos para que las banderas, los himnos, los rituales sirvan para identificar sociedades democráticas, para ser referencias de multitudes que, en libertad, quieren afirmar su identidad y su pertenencia. Un año más, este 12 de octubre, Fiesta Nacional, ha discurrido ante la indiferencia general, con los Reyes cumpliendo pasivamente su desangelado papel, el presidente del Gobierno soportando los insultos de grupos de ultras que se explayan todos los años contra él (sin ver que deslucen la escenografía de lo que pretenden ensalzar), y la mayoría de los ciudadanos aprovechando el día para la holganza o el descanso. A muchos de quienes, por cargo o por oficio, han de acudir a estos festejos, la liturgia les parece «un coñazo», como reconoció Rajoy con sinceridad conmovedora en memorable ocasión.

Cuarenta y cuatro años llevamos ya celebrando en democracia esta conmemoración hueca, que plantea aún numerosos enigmas. Muchos no entendemos por qué esta especie de exaltación patria ha de celebrar el descubrimiento de América, un hito ciertamente plausible pero muy remoto y nada expresivo. Quizá tuviera más sentido festejar otras cosas; por ejemplo, nuestro ingreso en Europa en 1986, que nos devolvió una parte fundamental de nuestra esencia.

Y otra cuestión irresuelta es qué tendrá que ver la afirmación de la patria con un desfile militar. Bien está que las milicias y el pueblo se encuentren anualmente un «día de las Fuerzas Armadas» y que ese día el jefe del Estado acuda de uniforme. Pero el engrudo que nos une a todos, el vínculo que realmente fortalece la ligazón entre sí de los españoles y que forja el sentimiento común de identidad es un acervo formado por el conjunto de valores compartidos de libertad, de tolerancia y de respeto, el acatamiento de las mismas leyes, la admiración ante una cultura ancestral de la que provenimos y que aun en su enriquecedor pluralismo nos retrata. El verdadero patriotismo es, en fin, el patriotismo constitucional, que nos iguala a todos, que nos vuelve fraternalmente solidarios, que nos embarca en un proyecto común de convivencia. Y con el Rey, de paisano, como referente de la memoria colectiva.

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