La Provincia - Diario de Las Palmas

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Marrero Henríquez

Escritos antibélicos

José Manuel Marrero Henríquez

Rabocop

Nopólemo busca de vez en cuando perros en internet para hacerse la ilusión de que va a adoptar uno que sabe que no va a adoptar porque un piso no es el mejor lugar para tener un perro, sobre todo si el perro que ilusoriamente se piensa adoptar es un perro de tamaño mediano o grande, un labrador, un pointer, un cane corso, y no un perro pequeño o minúsculo, un fox terrier, un teckel, un pinscher, un chihuahua. Y no es que Nopólemo sea masoquista y disfrute mirando perros para adoptar que nunca adoptará, sino que en la labor de búsqueda se deleita viendo hermosos ejemplares de cánidos e investigando sobre las cualidades de las diversas razas.

Es probable que Nopólemo lo pase tan bien con ese diletante deambular por las páginas de perros porque tuvo una infancia rural, rodeada de plataneras, papayos, anones, millo y caña, y de rumiantes, aves, roedores, felinos y cánidos, y también porque de niño disfrutaba coleccionando estampas de animales del mundo cuyos nombres aprendía y pegaba luego en álbumes que fueron el inicio de su interés por la ciencia de la biología, que fue, además, la posibilidad cierta de una vocación académica que se truncó más tarde con el aburrido estudio de los minerales. Lo inorgánico se cargó lo orgánico, de la misma manera que, a la postre, las letras se impusieron a las matemáticas por las que Nopólemo también llegó a sentir una atracción especial.

No sólo aprender sobre las características de las múltiples razas de perros entretiene a Nopólemo cuando busca perros en páginas web de adopción de animales que no adoptará, también lo entretiene, y mucho, el ver las fotos cada vez más sofisticadas con que los perros son presentados para resultar atractivos y conseguir que alguien finalmente los saque de los albergues y se los lleve a su piso, casa o finca, y les dé una vida mejor. Fotos las hay de perfil, de frente, con atrezo, sin atrezo, en la naturaleza, en la ciudad, disfrazados y sin disfraz, con fondos borrosos y con fondos nítidos, en interiores sencillos y en interiores de estudio.

En ocasiones los animales posan distraídos, con la mirada perdida en no se sabe bien dónde, a veces ofrecen una expresión calculada, ensayada, fijada en el objetivo de la cámara, otras veces adoptan un gesto decidido y aseverativo, como hacen los perros molosos, el pitbull, el presa canario, el dogo argentino, o un ademán alerta, como los de caza, el podenco canario, el pointer, el bretón, o una mirada dulzona, como la de los perros falderos, sea el pequeño westland terrier o el faldero gigante con que se conoce al gran danés.

Además de los rasgos de carácter y de morfología de las razas, además de las fotografías y las poses con que los perros son presentados en las webs, a Nopólemo entretiene sobremanera leer los nombres que les ponen. Uno de esos nombres llama poderosamente la atención de Nopólemo cuando curiosea en la web del albergue de Bañaderos. Allí se encuentra con un perro al que han puesto Rabocop. ¿Por qué le han dado ese nombre? se pregunta Nopólemo. ¿Será en verdad el equivalente perruno, mitad máquina, mitad animal, del Robocop de las películas? ¿Habrá Rabocop sobrevivido a un grave accidente y parte de su cuerpo es artificial? ¿Sus ojos son de cristal? ¿Tiene implantado algún chip? ¿Lleva audífonos?

Con el nombre Rabocop se despliegan ante Nopólemo innumerables conjeturas. Rabocop es perro de talla mediana, blanco con motas difuminadas de negro, cara mitad blanca y mitad negra, y también con una oreja negra y otra blanca. Como el perro de san Roque, Rabocop no tiene rabo. ¿Por qué será? Rabocop lo observa desde la página web con mirada neutra. ¿Acaso tiene muchas responsabilidades?, se pregunta Nopólemo. ¿Está ocultándole su próxima aventura? ¿Es Rabocop un perro espía camuflado y destinado a una misión especial en la Rusia putinesca que baña de sangre Ucrania y que contamina con enfermo fervor patriótico el cerebro de sus habitantes? ¿Es Rabocop tan cumplidor como el perro Berganza? ¿Está Rabocop destinado a ser el líder universal de los perros y a liberar el mundo de la codicia humana que lo ha puesto en peligro? Nopólemo lee que Rabocop padece estereotomía por estrés y que necesita ayuda psicológica. Con ese nombre y con las expectativas que suscita, no es de extrañar que el héroe canino Rabocop sienta tanta ansiedad como angustia.

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