La Provincia - Diario de Las Palmas

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Desigualdad

Hombre rico, hombre pobre

No acabo de entender la urticaria que provoca últimamente en alguna gente hablar de ricos y pobres. Podría pensarse que se trata de una reacción asociada a la vergüenza; no de quienes las pasan canutas, desde luego, que bastante tienen con sobrevivir, sino de los mejor situados. Y sería comprensible porque la miseria ha ensanchado tanto sus dominios que resulta imposible no sentirse interpelado. Pero creo que el detonante básico de esa urticaria es más bien la incomodidad. Les molesta. A bastantes –o a muchos– de quienes la vida les sonríe, ya sea por méritos propios o porque ese privilegio les ha caído llovido del cielo –como los beneficios de las eléctricas– lo último que les apetece es andar por la calle y toparse con gente que duerme bajo un soportal; o que en la radio les hablemos de las colas del hambre.

Y como borrar esa realidad resulta imposible, como no se puede ocultar bajo la alfombra la pobreza extrema, ni tampoco disimular que hoy un trabajo ya no es garantía para vivir dignamente, pues mejor mirar hacia otro lado. Lo dice muy claro el personaje de Luis Tosar en la película En los márgenes, aunque añade que si una vez te atreves a encararte con ese paisaje ruinoso ya no puedes apartar la mirada. Por eso me niego a aceptar que se plantee como algo desfasado y fuera de época el retrato –y la denuncia– de la desigualdad. Aquel infame comentario de un vicepresidente de la Comunidad de Madrid, simulando buscar pobres debajo de la mesa tras un demoledor informe de Cáritas, me parece el paradigma de la indecencia. Pero por lo visto ha hecho fortuna, porque ahora resulta que hablar de ricos y pobres es enfrentar a los españoles; o reivindicar la condena del franquismo y socorrer a las familias de los fusilados, un intento de reabrir viejas heridas.

Tanto que presumen algunos de ser apostólicos y romanos, no sé dónde estaban el día que en clase de catecismo hablaron de la caridad. Igual hicieron novillos y estaban berreando a las chicas desde las ventanas de un colegio mayor. Dios los cría...   

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