La Provincia - Diario de Las Palmas

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Manuel Ángel Santana Turégano

Derechos de ciudadanía, crecimiento demográfico y turismo

El crecimiento ilimitado no tiene base científica.

De acuerdo con los datos del Padrón de 2021 Tenerife era la isla más poblada de Canarias, pero los grancanarios eran el grupo más numeroso de la población canaria. ¿Cómo es posible esta aparente contradicción? De los 2.172.944 habitantes con que contaba el archipiélago entonces, 693.383 habían nacido en Gran Canaria, 620.477 en Tenerife, 439.438 en el extranjero y 183.894 en el resto de España. Recientemente se ha reabierto el debate sobre la necesidad de controlar el crecimiento demográfico, y un ex presidente del gobierno, que abogaba por el mismo, acusaba en prensa a las universidades canarias de no aportar al debate. Recogiendo el guante invitaré aquí a reflexionar sobre algunas cuestiones, partiendo de la idea de que la aportación de las universidades al debate público, en la medida en que contribuye al análisis riguroso de la realidad, pasa por hacernos ver hechos que a menudo escapan al análisis no cualificado.

El crecimiento demográfico en Canarias es un hecho incontestable. Entre 1986 y 2021 las islas han pasado de 1.466.391 habitantes a 2.172.944. El crecimiento se ha dado sobre todo en aquellas islas y territorios en que más fuerte ha sido el desarrollo turístico, y en ese período Fuerteventura ha pasado de poco más de 30.000 a casi 120.000 habitantes, y Lanzarote prácticamente ha triplicado su población, pasando de 56 a 156.000 habitantes. Pero la isla que en términos absolutos ha crecido más, ganando más de 317.000 habitantes e incrementando su población en más de un tercio (34%) es Tenerife, mientras que Gran Canaria, en el mismo período, 'sólo' ha crecido un 22%, ganando 190.000 habitantes nuevos. No parece descabellado pensar que estas cifras se relacionan con la atracción de mano de obra para el desarrollo turístico, ni que el hecho de que Tenerife haya crecido en camas y turistas más que Gran Canaria tiene que ver con que haya crecido también más en habitantes. Cuando se alzan voces pidiendo controlar el crecimiento turístico para controlar la población hay quien dice que es difícil controlar el mercado. Y cuando se dice que es difícil controlar el movimiento de personas dentro de la Unión Europea hay quien dice que podría encajarse en nuestra condición de ciudadanos periféricos. Claro que las cosas siempre son más complejas.

Turistas británicos salen de la terminal de llegadas del aeropuerto de Tenerife Sur. | | CARSTEN W. LAURITSEN M. Á. Montero

¿De qué hablamos cuando decimos que el crecimiento demográfico de las islas tiene que ver con 'gente que viene de fuera'? Si nos limitamos a las personas que vienen del extranjero habría dos maneras de contar a las 'personas que vienen de fuera', por un lado, la nacionalidad y por otro el lugar de nacimiento. Y las cifras no coinciden: en 2021 había en Canarias 439.438 personas nacidas en el extranjero, pero tan sólo 287.826 de los residentes en las islas no tenían nacionalidad española. ¿Por qué? Sencillamente, porque lugar de nacimiento y nacionalidad no siempre coinciden: de acuerdo con nuestros derechos de ciudadanía, hay personas que nacieron en el extranjero, pero tienen nacionalidad española. Si miramos la nacionalidad, la más frecuente en las islas, después de la española, es la italiana, con más de 50.000 residentes. Pero si miramos el país de nacimiento, aquel del que más nacidos hay en Canarias, después de España, es Venezuela, pues más de 73.000 residentes en Canarias han nacido en ese país. Lo que pasa es que menos de 20.000 están registrados con la nacionalidad venezolana, mientras que las restantes 53.000 personas nacidas allí y residentes en Canarias están registradas con nacionalidad española o de otros países de la UE, como Italia. Lo que también ayuda a entender por qué en Canarias hay registradas menos personas nacidas en Italia (40.000) que personas con nacionalidad italiana (50.000): entre nosotros viven muchas personas nacidas en Venezuela que, al tener ciudadanía italiana, gozan de los mismos derechos que el resto de los ciudadanos de la UE. Si desglosamos el análisis por islas, y nos fijamos en que más del 70% de las personas nacidas en Venezuela residen en Tenerife, ello nos debería hacer reflexionar acerca de los principios de “ciudadanía canaria” en base a los cuales, en el supuesto de que la legislación de la UE lo permitiera, se podría limitar la residencia en las islas. Una persona que ahora viva en Tenerife, que sea hijo y nieto de tinerfeños, pero haya nacido en Venezuela… ¿lo consideraremos como canario o no? ¿Es 'gente nuestra'?

Preferiría controlar el crecimiento turístico a la residencia. Pero porque me importa 'nuestra tierra'. Y eso, como diría Weber, es una opción tan “racional respecto a valores”, como otras opciones pueden considerarse “instrumentalmente racionales”

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La defensa de 'nuestra gente' parece ser el lema de algunas de las formaciones que se dicen nacionalistas y que abogan por el control poblacional. Pero, ¿a quienes consideramos 'gente nuestra'? En Taco, Los Silos o Arona quizá a muchos les resulte difícil no considerar 'su gente' a personas con quienes les unen lazos familiares tan solo porque hayan nacido en otro país, Venezuela. A mí, que me crié con un abuelo marino que se había pasado la vida viajando al Sáhara, y que desde que tengo uso de razón recuerdo a Las Palmas de Gran Canaria como una ciudad llena de suecos, coreanos, negros y moros con chilaba, con perdón por los términos poco políticamente correctos, me cuesta no considerar a todos ellos como 'mi gente' sólo porque tengan otro color, religión o costumbres alimenticias. Hace ya bastante tiempo que soy profesor una universidad canaria, y si tuviera que resumir lo que puede aportar la sociología a los debates públicos me centraría en dos ideas: 1) las cosas son siempre más complejas de lo que parecen y 2) precisamente por lo anterior, es difícil decir que una postura política se basa en argumentos 'científicos'. Una postura es racional o no en función de qué valores consideremos. Yo, personalmente, preferiría controlar el crecimiento turístico a controlar la residencia. Pero eso también tiene que ver con que me importa 'nuestra tierra', el lugar en que vivimos. Y eso, como diría Weber, puede considerarse una opción tan “racional respecto a valores”, como otras opciones pueden considerarse “instrumentalmente racionales”

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