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Lamberto Wägner

Tropezones

Lamberto Wägner

Breverías 111

Breverías 111

Podría haber sido peor!» es una de esas frases comodín que igual sirven para un roto que para un descosido, y que además de ser generalistas y por tanto aplicables a cualquier incidente de la vida, nos permiten tanto llenar un embarazoso silencio como poner cierre a una discusión que no deseemos pro-longar.

«Oiga, pero qué me está diciendo Ud., si el paciente murió»

«Si, pero por lo menos no sufrió».

¿Ven como la expresión sirve para todo?

*

Los políticos, tan necesitados de este tipo de veredictos, para poner fin por ejemplo a un tenso «contraste de pareceres», normalmente un simple intercambio de insultos, tiene a su disposición todo un arsenal de viables puntos y aparte: «Es un tema que nos preocupa, y lo estamos estudiando con todos los medios a nuestro alcance», o «es pronto para sacar conclusiones, pero la resolución del problema está entre nuestras prioridades» o bien «no tengo conocimiento exacto de lo que me está diciendo, pero no dejaré de informarme».

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Por supuesto que las mejores frases comodín que nos brinda el idioma son los refranes: son a menudo perogrulladas disfrazadas de alguna metáfora ingeniosa, que en general nos permite salir airosos de un intercambio de opiniones, con el menor desgaste intelectual, y encima «quedando bien». ¿O no suele decirse de una persona cabal que «tiene refranes para todo»?.

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Un peligro de este tipo de declaraciones cautelares o sentenciosas es que en vez de ser reflejo de la supuesta sabiduría popular, se conviertan en intrascendentes reflexiones de relleno, como primarias muletillas para paliar nuestra indigencia intelectual.

¿Qué les parecen: «Las cosas son las que son», «la cosa no es como empieza, sino como acaba» o bien «¡el fútbol es el fútbol!».

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Y luego están las proclamas cortantes, «interrumpientes», las que le restituyen al conversador la iniciativa en el cruce de criterios, pero que tal vez sean más propias de tertulianos experimentados. Para expresar de manera educada el total desacuerdo con lo expuesto por el interlocutor, cabría una fórmula elegante, enunciada con gesto compungido: «Tal vez, pero esto habría que matizarlo». Lo malo es que este tipo de manifestación pueda precisar un conocimiento, aunque sea somero, del tema en cuestión.

Otra maniobra inhibidora muy aprovechable suele ser en ocasiones la introducción de una réplica ininteligible, ya sea por la utilización de algún tecnicismo recién buscado en un diccionario especializado, o por el uso de una palabra en un idioma extranjero, enunciada naturalmente con el aplomo de un políglota.

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