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Luis M. Alonso

Sol y sombra

Luis M. Alonso

Un asunto serio para bromear

«Hola, soy Art Buchwald y acabo de morir». Maestro de periodistas y columnista dotado de un fino sentido de la ironía, después de rechazar un tratamiento de diálisis anunció su final en un vídeo que The New York Times colgó en la web

Cementerio en el día de difuntos Juan Castro

La muerte es un asunto serio que a veces conviene tomarse a broma. Aunque no es el único caso sí es uno en el que el humor más llama la atención.

Cuando se acercan estas fechas me acuerdo del hombre que no perdió la sonrisa en el momento en que decidió poner a la Parca en su lista de espera. «Hola, soy Art Buchwald y acabo de morir». Maestro de periodistas y columnista dotado de un fino sentido de la ironía, después de rechazar un tratamiento de diálisis anunció su final en un vídeo que The New York Times colgó en la web.

Un año antes, en 2006, le habían amputado una pierna. Los médicos explicaron al viejo escritor que necesitaba la diálisis. Postrado en su cama, sin arriar la sonrisa, se negó cortésmente a ello: «Morir resulta fácil, lo difícil es encontrar aparcamiento». Le dieron cuatro semanas, pero puede que el humor fuese decisivo para mantenerlo en pie unos cuantos meses más. Cuando el gran Buchwald anunció su muerte, los lectores pensaron que se trataba de otra de sus bromas, como la vez que escribió que quería que sus cenizas se esparciesen sobre los edificios del constructor Donald Trump en Nueva York.

Mark Twain gozaba de excelente salud cuando en 1907 viajó a Oxford a recibir el doctorado honoris causa de su universidad y aprovechó para pasar una larga temporada en Europa. Entonces un diario de Nueva York, preso de un asombrosa e inesperada confusión, publicó que el escritor había fallecido. Twain no dudó en telegrafiar a su director: «Rumores de mi muerte muy exagerados». Algo parecido le ocurrió a Rudyard Kipling, de quien un periódico al que estaba suscrito imprimió una esquela. Kipling respondió diligentemente: «Acabo de leer que estoy muerto. No olviden borrarme de la lista de suscriptores». No hay que dejar de tener en cuenta que si uno desaparece es con todas las consecuencias.

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