La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

José A. Luján

Piedra lunar

José A. Luján

Intrahistoria en las Montañas Sagradas de Gran Canaria

Vista frontal de las cuevas de Risco Caído, en el municipio de Artenara

Desde el primer año que se inician en la Casa de Colón las jornadas sobre la puesta en valor del descubrimiento de Risco Caído como yacimiento arqueoastronómico, con el fin de consolidar la propuesta para su declaración como Patrimonio de la Humanidad, el autor de estas líneas, en calidad de cronista oficial de uno de los municipios afectos a esta iniciativa, comenta con los responsables del expediente de qué manera los cronistas oficiales de Tejeda, Artenara y Gáldar podrían participar en su elaboración. La respuesta fue inmediata y rotunda: «No, de ninguna manera». Lo que podría esperarse como una posibilidad y, sobre todo, al tratarse de tres titulados universitarios con sobrada experiencia en sus vivencias en el entorno y anclados a lo largo de sus biografías en la comarca, recibió la temperatura de un jarro de agua que bajaba gélida por su columna vertebral. Se rechazaba con una indudable y clara premeditación cualquier asomo a la documentación y génesis del proyecto.

Desde entonces, y superando cualquier atisbo de ingenuidad, empezaba a quedar claro que la administración física e ideológica del Patrimonio Mundial de Risco Caído tenía unos únicos administradores e intervinientes. La colaboración social, las aportaciones, la experiencia acumulada, los recursos humanos, la producción bibliográfica; las vivencias de oriundez… todo quedaba convertido en papel mojado y despreciado. El nuevo emblema de Gran Canaria no admitía sino un único administrador. Lo demás era considerado como una injerencia extemporánea. Y desde aquel momento nadie era capaz de poner coto a esa actitud de prepotencia. No sabemos de qué fuente bebió el lema presidencial «la cumbre vive». Sin embargo, la retórica declarativa crecía y crecía para que el pueblo de Gran Canaria, que nunca había probado las mieles de la mundialización con tan alto grado declarativo, se encontrara satisfecho. Aunque es cierto que la Reserva de la Biosfera fue una primera tentativa que, sin dotación económica, se presenta como colaboración solo a efectos de entrega de insulsos diplomas para rellenar las fotos de ganaderos y campesinos sacrificados que acudían a la convocatoria que cada año los concentra en el patio de la Casa de Colón.

La puesta en marcha del engranaje que lleva consigo la convivencia jurídica de Reserva de la Biosfera y Declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad, se convierte en la creación de un instituto de gestión que se ubica a 50 kilómetros del lugar donde se hallan los bienes a gestionar. Una vez más, el centralismo burocrático domina la escena y los planos espaciales saltan por los aires. De aquí a Tejeda hay muchas curvas para trasvasarlas cada día. Lo mejor, para nuestros selectos cuerpecitos, es trabajar a la sombra de la torre del Cabildo y cerca del consejero responsable del ramo.

Con ello, lo que han generado es que desde la sociedad civil se haya creado una vía paralela que se adelanta a la falta de imaginación y conocimiento que pueda tener quien se dice director de toda esta parafernalia. Esa falta de imaginación hace que copien las propuestas de aquí y de allá, y que el desconocimiento de las cumbres lo coloquen en una rampa de frustrado lanzamiento. Tres años y medio desde la Declaración mundialista se han caminado a golpe de talón. Habrá que ver el montante económico invertido y la eficacia de todo ello.

Roca excavada y habitada (BeginBoock, 2022) es una publicación de libre creatividad que recoge casi treinta evidencias que están pegadas a las laderas de la cumbre, en el ámbito de las MSGC. Sólo una muestra expresa el siguiente inventario: la característica geológica del entorno; el hábitat troglodita; las referencias arqueológicas; los visitantes ilustres; la extracción de aceite de almendra amarga; la elaboración alfarera; la etnografía con expresiones como los recursos hidráulicos y las actividades campesinas; el mundo de las leyenda en el pinar o la brujería en los tenebrosos caminos de la cumbre; las hierbas de la medicina popular; las biografías de personajes que superan el localismo; las rutas literarias; la emigración hacia el Caribe; la expresión religiosa; la toponimia con 2300 términos. Todos estos aspectos han quedado marginados merced a una astuta dirección que ha decapitado a quien en un momento determinado puso las primeras piedras de un desvelamiento arqueológico en un ámbito que estaba estigmatizado, incluso por los propios habitantes de toda aquella comarca.

Las vías paralelas surgidas por el miedo al latrocinio intelectual seguirán desvelando la luz que quieren ocultar debajo del cacharro de la ignorancia.

Compartir el artículo

stats