La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Observatorio

Preparando un plan B

Preparando un plan B

Mientras el mundo continúa comprometiéndose a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), con el objetivo de alcanzar cero emisiones netas en 2050, un número creciente de investigadores está estudiando otras vías de actuación para evitar los efectos más perniciosos del calentamiento global, por si se diera el caso, cada vez más probable, de que los actuales esfuerzos de mitigación y adaptación resultaran insuficientes. Si bien estas últimas son actualmente las únicas opciones que tenemos para hacer frente a las consecuencias del calentamiento global, la idea de que podríamos necesitar un plan B gana enteros. El plan A, la descarbonización, no está funcionando como esperábamos, de forma que sería conveniente que, desde mediados de este siglo, estuviéramos en condiciones de aplicar técnicas de geoingeniería.

Una de estas técnicas es la geoingeniería solar, un término general que agrupa diferentes aproximaciones para aumentar la reflectividad de la Tierra, para así compensar los efectos de los GEI acumulados en la atmósfera. Se trata de un campo de estudio, incipiente hace 20 años, pero que en la actualidad es objeto de múltiples trabajos de investigación seguidos con creciente interés por diversos gobiernos e instituciones.

Por ejemplo, en EEUU, las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina han recomendado a su gobierno que invierta 200 millones de dólares en los próximos cinco años para investigar más a fondo el tema. En 2021, estas instituciones publicaron un informe en el que apuntan que dada la urgencia de los riesgos suscitados por un planeta que se calienta rápidamente, el gobierno federal, además de disponer de una sólida cartera de políticas de mitigación y adaptación, debería llevar a cabo, de forma coordinada con otras naciones, investigaciones de geoingeniería solar.

En la actualidad, además de en EEUU, la geoingeniería solar es objeto de investigaciones en Alemania, Australia, China, India, Noruega y Suecia. Con el fin de pro-teger la Gran Barrera de Coral, Australia está ya realizando experimentos físicos en la parte baja de la atmósfera (Cloud Brightening Project), mientras que la Universidad de Harvard trabaja en su propio experimento (Stratospheric Controlled Perturbation Experiment o SCoPEx).

La modalidad de geoingeniería solar actualmente más investigada (de la que el SCoPEx es un buen ejemplo) es la inyección de aerosoles en la estratosfera, un mecanismo que básicamente reproduce los efectos de una erupción volcánica a partir de la liberación de partículas reflectantes que enfrían temporalmente el planeta. Los científicos saben desde hace tiempo que cuando un volcán entra en erupción, libera grandes cantidades de dióxido de azufre en la estratosfera. Los aerosoles de sulfato resultantes pueden permanecer allí durante varios años, creando un velo reflectante a escala global. Por ejemplo, cuando el Pinatubo, en Filipinas, entró en erupción en 1991, inyectando entre 10 y 20 millones de toneladas de azufre a 20-30 km de altura, causó un descenso de 0,5 °C durante un año.

Por su parte, científicos australianos están llevando a cabo experimentos de «siembra de nubes marinas». Esta técnica se basa en el hecho de que las nubes localizadas a unos 800 metros sobre la superficie del océano pueden ser altamente reflectivas. El océano absorbe cerca del 95% de la radiación solar, pero cuando se liberan gotas microscópicas de agua marina en el aire sobre el océano al evaporarse dejan cristales de sal de tamaño nanométrico que pueden estimular el engrosamiento de las nubes y aumentar sus propiedades reflectantes.

En estos momentos existe una gran controversia a propósito de la geoingeniería solar, no solo científica, sino también sobre sus implicaciones geopolíticas y éticas. En cualquier caso, los que apoyan su estudio esgrimen un sólido argumento: la geoingeniería solar nunca debe ser un sustituto para reducir las emisiones o para tratar de adaptarse a un ambiente más cálido; más bien es una herramienta que, respaldada por un gran esfuerzo de investigación, podría convertirse en una opción para enfriar la atmósfera en el caso de que los actuales esfuerzos resultaran insuficientes.

Compartir el artículo

stats