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Reflexión

Matías Díaz Padrón

Matías Díaz Padrón. LP/DLP

Se nos ha ido Matías. Una larga vida dedicada a la investigación y a la historia del arte, en particular de la pintura Flamenca del siglo XVII.

Nacido en Valverde, isla del Hierro; estudiante en Las Palmas y La Laguna, se asienta pronto en Madrid donde tiene la fortuna de conocer y ser dirigido por el gran Diego Angulo, redactar una brillante tesis doctoral y ganar las oposiciones de conservador jefe de pintura flamenca y holandesa del Museo del Prado.

Destacar su enorme capacidad de trabajo, su dedicación al estudio de la pintura y del arte, a la restauración, a la enseñanza. El ser humano es un diamante en bruto, me señaló en una ocasión; para que ese diamante saque todo su brillo hay que trabajarlo; sin esfuerzo, sin estudio no sacaremos, no daremos de nosotros todo aquello de lo que somos capaces. Trataba de formar bien a sus colaboradores y alumnos, inculcarles el amor al arte, a la restauración bien hecha.

Persona íntegra, consideraba un deber y no dudaba en dar sus puntos de vista sobre el Museo del Prado, sobre distintos aspectos de la vida de los museos, de la restauración de las obras de arte, de las exposiciones, aunque dichas opiniones no fueran del total agrado de sus responsables. Recuerdo su comentario al catálogo de una gran exposición: «No añade nada nuevo, no hay investigación; es solo literatura, repetir lo que ya sabemos. Una exposición es un momento cumbre, en el que se deben aportar novedades». Siguiendo los estudios que realizaba, cuando llegaba a una conclusión, cambiaba la atribución de cuadros, para satisfacción de sus propietarios cuando la atribución era a un artista superior, pero sin ceder cuando significaba atribuirlo a un artista menos famoso. «No puedo decir lo contrario de lo que creo».

Fueron muchas las obras de arte que estudió y documentó, las exposiciones en las que participó y organizó. Publicó cientos de artículos y excelentes libros; entre todos ellos quiero recordar el «Catálogo razonado de Pintura Flamenca del Museo del Prado» (1975), en el que cambia de atribución a casi un centenar de cuadros; y la monumental obra “El Siglo de Rubens en el Museo del Prado” (1995, Editorial Prensa Ibérica); en tres tomos, 1758 páginas en total, formato de 33x26 centímetros; con reproducciones de la máxima calidad, algunas a doble página, y cada obra con su estudio correspondiente, en ocasiones de varias páginas a doble columna.

Jubilado del Museo del Prado en 2005, continua desarrollando su actividad como director del Instituto Moll; y nos ofrece, entre otras obras «Van Dyck y España» (2012, dos tomos, 927 páginas) o «Jordaens en España» (2018).

Gracias, Querido Matías, por tu rigor; por el ejemplo de estudio y trabajo; por el amor a la pintura y al arte. Por lo que nos has enseñado. La mecha de tu larga y fructífera vida se ha apagado. Nos queda el resplandor de tu trabajo.

Te recordamos con cariño.

Sigues vivo en tus amigos.

Y vivirás muchos años entre los investigadores y los amantes del arte.

Enhorabuena, campeón.

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