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José María de Loma

Posteridad

Pedro Sánchez. EFE

Ha dicho Pedro Sánchez que pasará a la historia por haber exhumado a Franco. De momento ha pasado a los titulares de los periódicos, que van labrando el porvenir describiendo el presente y anotando la actualidad. Exhumar dictadores es un magnífico método para vivir en la posteridad, aunque ésta es caprichosa y prefiere a descubridores de penicilina y escritores. El presente está lleno de olvidos, el pasado está preñado de ausencias y el futuro quién sabe qué traerá o a quién recordará. De Franco y su nefasta época nos acordamos todos y si no nos acordamos están permanentemente recordándonoslo. Sánchez dijo que pasará a la historia pero no como gran proclama y sí funcionarialmente, como quien delante de un politburó desgrana cansinamente un informe de gestión. En cualquier caso lo que ha hecho es verbalizar el sueño que todos tenemos: que después de muertos alguien se acuerde de nosotros. De él hay quien se acuerda todos los días, bien para agradecerle sus medidas sociales, bien para ciscarse en toda su ascendencia por pactar con Bildu. Muchos de los que dicen no es el momento de exhumaciones jamás han dicho ahora es el momento de exhumaciones. De Suárez recordamos que fumaba Ducados, cenaba tortilla francesa y podía prometer y prometía; de Calvo Sotelo que le dieron un golpe. Tal vez de González, por consiguiente, sería el más prolijo balance, no descartando que las nuevas generaciones solo vean en él a un millonario que es consejero de empresas gasísticas. Aznar ponía los píes en la mesa de Bush, nos lio con una guerra y realizó un milagro económico. El milagro económico del PP está en la cárcel, le dijo María Jesús Montero a un diputado del PP que aún debe estar tratando de levantarse luego de caerse de culo. ZP fue la crisis y el matrimonio gay aunque con él empezaron las exhumaciones y la memoria histórica. Rajoy, que ahora escribe de fútbol, fue a tajarse con whisky la tarde que le estaban censurando en el Congreso. Inactivo, cachazudo pero semieficaz, ha podido retomar su vida de señor con puro. No ganará la posteridad, que es algo divino, pero vive como Dios. Como un registrador. Sánchez tiene ambiciones que van más allá. Al más allá. Dentro de cien años, todos exhumados.

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