Reflexión

Igualdad ya

Igualdad ya

Igualdad ya

José Antonio Godoy Rodríguez

Onusida propone el lema «Igualdad ya» para conmemorar la presente edición del Día mundial del Sida. El objetivo de Onusida de poner fin a la pandemia del VIH-sida en el año 2030, después de cuarenta años desde su formulación, y después que hayan fallecido cuarenta millones de personas como consecuencia de las enfermedades relacionadas con el virus ha conseguido movilizar, para su consecución, a todos los actores implicados: estados, organizaciones no gubernamentales, movimientos asociativos, personas que viven con el VIH… La suma de tantos esfuerzos está encaminada a conseguir que el 95 % de las personas que viven con VIH conozcan su estado serológico, que el 95 % de quienes conocen su estado serológico positivo sigan un tratamiento que suprima la carga viral hasta en un 95%, algo que les permita mantenerse sanas, además de reducir el riesgo de transmisión del virus.

Entre los estados implicados se encuentra España que junto con otros cuarenta y dos países, firmó la Declaración de la Cumbre de París sobre el sida, el 1 de diciembre de 1994 con el compromiso de «… proteger y promover, mediante el entorno jurídico y social, los derechos de las personas, en particular de las que viven con el VIH/sida o están más expuestas a la infección…». En nuestro país se planteó que, para cumplir el compromiso firmado sería necesaria la participación de todas las administraciones públicas en el marco de sus competencias, tomando como referencia la atención sanitaria universal y la salud pública para que aseguraran el acceso de la población a la prevención y a los tratamientos de las enfermedades de transmisión sexual y a las que cursan asociadas cuando las personas desarrollan el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, incluyendo además las campañas preventivas dirigidas a la población adulta con carácter general, a la juventud, a los grupos de alto riesgo y a las mujeres y niñas para reducir su vulnerabilidad, ya que según las estadísticas de Onusida del año 2021, de los 38,4 millones de personas que viven en el mundo con el VIH, el 54% son mujeres y niñas.

Veinte años después de la cumbre de París y una vez dado a conocer el Informe Sobre las Ciudades presentado por Onusida, en el que se constata que en las grandes zonas urbanas del planeta (200 ciudades) se concentra la cuarta parte de las personas que viven con VIH; las alcaldías de esas ciudades firmaron la Declaración de París el 1 de diciembre de 2014 (Día Mundial del Sida), de donde surge la Asociación Fast-Track Cities que, conjuntamente con sus socios principales, entre los que se encuentra la Asociación Internacional de Proveedores de Atención del Sida (Iapac), trabajan en la misma línea para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3.3 en el año 2030, para poner fin al sida dando una respuesta rápida a la infección por VIH, la tuberculosis, la hepatitis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas, además de las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles.

El pasado mes de octubre se celebró en Sevilla (la primera ciudad española en adherirse al proyecto Fast-Track «Ciudades Libres de VIH»), una convención a la que tuve la oportunidad de asistir y en la que pude constatar la necesidad imperiosa de erradicar el estigma y la discriminación que durante cuarenta años han venido sufriendo las personas con VIH, pues a pesar de que los avances científicos y farmacológicos hayan logrado convertir en crónica la infección y que los resultados analíticos de una persona con VIH certifiquen que el virus es indetectable y por lo tanto intransmisible, la discriminación y el señalamiento no han desaparecido, continúan. Unas jornadas en las que si bien fueron importantes las aportaciones de las personas expertas en las diferentes áreas concurrentes a la pandemia como son la salud sexual y reproductiva, la violencia de género, la salud materno-infantil, las enfermedades de transmisión sexual, la pobreza y las desigualdades, entre otras, no lo fueron menos los testimonios de vida de las personas portadoras de VIH y de cómo los avances les habían cambiado la visión de la vida pasando del acompañamiento para morir al acompañamiento para vivir.

En concordancia con los organismos internacionales relacionados con el fin de la pandemia del VIH-sida, el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España ha logrado que todas las Comunidades Autónomas hayan establecido el tratamiento conocido como «La PrEP» (profilaxis prexposición), a base de medicamentos que reducen las probabilidades de contraer el VIH, además de reactivar la incorporación de ciudades y municipios españoles a la estrategia fast-track, (respuesta rápida al VIH), una iniciativa a la que Canarias ha respondido dando muestras una vez más del dinamismo de sus ayuntamientos y cabildos al incorporarse a la acción islas al completo como El Hierro, La Palma y Fuerteventura, además de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y los once municipios de la Mancomunidad del norte de Gran Canaria, a la espera de que, en breve, lo haga el resto de las islas hasta declarar a Canarias como el primer Archipiélago fast-track del Mundo, acorde con nuestra idiosincrasia basada en la convivencia en paz y armonía, la interculturalidad, el respeto a la diversidad y la inclusión como parte de nuestras fortalezas y señas identitarias.

En ese mismo sentido la coordinadora estatal de VIH y sida (Cesida) anunciaba durante el Orgullo LGTBI de Madrid en el pasado mes de julio, la celebración de un Pride Positivo en el mes de noviembre, acabado de celebrar y al que también asistí, bajo el lema «Visibilidad = Dignidad», con un despliegue de acciones que culminó con una marcha por las calles de Madrid orientada a concienciar y sensibilizar a la población y a los medios de comunicación para ver si somos capaces de dar una respuesta colectiva y acabar con la pandemia del sida y con el estigma y la discriminación de las personas con VIH evidenciando que a pesar de que sólo se habla del VIH-sida (cuando se habla), cada uno de diciembre declarado Día Mundial del Sida, es una realidad que debemos abordar con contundencia de la misma manera que se hizo con el coronavirus.

«Igualdad Ya», es el eslogan propuesto por Onusida para conmemorar esta edición del Día Mundial del Sida, con él se intenta promover y estimular acciones guiadas a combatir las desigualdades que giran en torno al VIH-sida entre las que destaco las dificultades en el acceso a los tratamientos y la prevención en los países con precariedad sanitaria, las legislaciones y actitudes políticas, laborales y sociales que estigmatizan y excluyen a personas con VIH, las restricciones de recursos motivadas por el coronavirus y, particularmente, la situación de vulnerabilidad frente al virus con la que se encuentran las mujeres y las niñas en África debido a la desigualdad, la discriminación, la violencia de género, a los impedimentos para acceder tanto a una educación que las capacite como a los servicios de salud sexual y reproductiva que hacen que las mujeres sean autónomas.

Sólo faltan ocho años para lograr el objetivo de acabar con el VIH-sida, después de cuarenta años de pandemia, esperamos y confiamos en que el impulso conjunto de las administraciones públicas, de la sociedad civil, de los medios de comunicación tradicionales y de las redes sociales, hagan llegar los mensajes a toda la población: hemos de acabar con la pandemia y, a la vez , hemos de subsanar el error cometido durante tantos años al suponerle capacidad selectiva a un virus en función de la orientación sexual de las personas con la consecuente estigmatización y discriminación que ello ha supuesto. ¡Igualdad ya!

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