Artículos de broma

Pedro Sánchez no para

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la presentación del Valle Andaluz del Hidrógeno Verde de Cepsa.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la presentación del Valle Andaluz del Hidrógeno Verde de Cepsa.

Javier Cuervo

Javier Cuervo

Pedro Sánchez está tan seguro de sí que no necesita que le quieran. Llegó a liderar el partido disgustando a los padres refundadores y así sigue. Sabe que gusta, aunque no guste, y las encuestas lo confirman con malos resultados para su figura, pero reaccionando a sus acciones. Cuando la valoración de su gobierno baja, se mueve y cambia. Pedro Sánchez es la figura de acción favorita estas navidades.

Le reprocha la derecha el gobierno de coalición, al que llaman «Frankenstein» porque la cultura pop ha hecho el término más popular que el de «Frente Popular». Pero ya hay más votantes zurdos que prefieren el gobierno de coalición porque Podemos, aunque vista banderas de identidad, ha arrastrado al PSOE en igualdad más allá. En el posfelipismo cansado, cuando los pisos acababan en manos de los bancos y las mudanzas en la acera, la oposición socialista llegó a última hora a pensar remedios para los desahuciados. No se sabe quién pagará esto, pero no se recuerdan tantas acciones de atención ciudadana (ERTEs, ingreso mínimo, abonos de transporte, descuento en los combustibles...) ni cuando aquel PSOE rubalcabado ni cuando el PP dejaba hacer, con abulia mariana, a los que, sin gobernar, gobiernan más que el gobierno.

A la derecha le preocupa más la estabilidad del gobierno que al gobierno mismo, estoico ante los regüeldos de los socios y las socias, el sí y la sí. En el tiempo preelectoral que viene habrá sobresaltos en la sociedad gubernamental, pero Pedro Sánchez se la juega más en los apoyos parlamentarios que pueden hacer que lo que se vivió en Cataluña en 2017 (que conviene cicatrizar) acabe siendo penalmente “desórdenes públicos agravados”. Lo lamentará si lo aprovechan más adelante paramilitares rapados novios de teñidas beneméritas, escopeteros licenciados, barriosalmantinos viejales, oscuros forococheros, toreros tuertos y dorados marbellistas de la España cañí agitados por el losantoral radiofónico. También arriesga en la rebaja de la malversación, el test que determinará si tiene el freno de emergencia de la vergüenza.

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