Desde la distancia

Una vez más, la eurocámara por un marco europeo de salvamento y rescate

Juan Fernando López Aguilar

Juan Fernando López Aguilar

El pasado 23 de noviembre tuvo lugar en Estrasburgo, Pleno del Parlamento Europeo, un debate sobre el actual estadio legislativo del New Migration & Asylum Pact, actualmente en tramitación, conexo a dos grandes retos que por su alcance europeo sólo pueden merecer una respuesta europea, que es la única escala en la que cabe acometerlos.

Migración & Asilo, Salvamento & Rescate, Vías Legales y Seguras & Lucha contra las Mafias de Tráfico de Personas. Cada uno de estos tres sintagmas o pares de fuerza tienen un denominador común. Los tres constituyen, en efecto, una cuestión europea que requiere, y exige, una respuesta europea. Y solo cabe, de hecho, una respuesta europea, una solución europea como sugiere el título de este debate que tuvo lugar en el Parlamento Europeo (PE). Está a nuestro alcance dársela al New Migration & Asylum Pact en esta Legislatura del PE 2019/2024. La iniciativa adoptada por la Comisión Europea que preside VonDerLeyen (Comisión VDL) en septiembre de 2020 se compone de cinco Reglamentos, actos legislativos directamente vinculantes. Estamos trabajando en ellos, y podemos conseguir completarlos en esta Legislatura. Para eso hemos establecido la llamada hoja de ruta (Road Map) para su aprobación conjunta o en Package Approach, firmada con el Consejo por medio de las Presidencias semestrales que restan hasta el fin de este mandato en 2024, y en el que la Presidencia española (segunda mitad de 2023) será sin duda decisiva. Pero no para llenar un vacío legal, inexistente –puesto que ya está en vigor la legislación europea de migraciones y asilo, por más que persistan las resistencias estatales para su plena aplicación–, sino para articular de una vez un verdadero Sistema Europeo Común de Asilo (SECA) fundado en los dos principios de solidaridad vinculante y responsabilidad compartida –dos mandatos irrenunciables, hasta ahora contumazmente incumplidos– que consagra el Tratado de Lisboa (art.80 TFUE).

Pero este PE (2019/2024) ha suscrito también, una y otra vez en el curso de los últimos años, una visión completa –holística la llamamos– comprensiva de los múltiples aspectos de la cuestión (dimensiones externa e interna del hecho migratorio). Una visión que incluye, muy particularmente, la exigencia de un marco europeo de Salvamento & Rescate (Search & Rescue) y una apuesta europea por la apertura de Legal Pathways, vías legales y seguras para llegar a la UE de quienes, en ausencia de éstas, arriesgarán la vida hasta el extremo de perderla en el empeño arrojándose en las redes de tráfico de personas.

El Salvamento y Rescate es una obligación regulada por el Derecho internacional. No solo del Derecho internacional humanitario, que por supuesto, sino del Derecho internacional del Mar, codificado en Montego Bay en 1982. Y, por tanto, no puede ser pasado por alto que ningún estado miembro incumpla sus obligaciones de derecho internacional que son fuente del derecho europeo, porque eso va contra el derecho europeo (lo que incluye el desembarco en puerto seguro).

Pero, una vez dicho esto, hay, además, por supuesto, que asegurar vías legales porque es la mejor vía de salvar vidas en la mar. Es cierto que el Mediterráneo y el Atlántico son efectivamente fosas comunes, como también lo es el desierto del Sahara y, por tanto, la apertura de vías legales seguras es la forma más eficaz de desmantelar el modelo de negocio de los traficantes de seres humanos. Y es también una premisa para cambiar, corrigiéndola, la visión predominante negativa que ha caracterizado hasta ahora la UE.

Este es un punto ineludible, que considero esencial incorporar a este debate. La migración no es una crisis ni es tampoco una amenaza. Es un hecho y una constante en la historia universal de la entera humanidad. Hay que cambiar, pues, la mirada. Tal como así lo ha exigido una y otra vez el PE. A Europa se le llama a menudo el viejo continente. La amenaza que se cierne sobre su resiliencia en la globalización no es la migración ni la diversidad que, por cierto, está en el lema de la propia integración supranacional europea: ¡la amenaza es, antes bien, ser un continente viejo! La migración puede ser parte de la solución de ese invierno demográfico al que nos abismamos, pero sólo lo será si somos capaces de cambiar nuestra mirada, hoy negativa frente al hecho migratorio, y disponernos a abordarla con una actitud más positiva ante sus potencialidades de contribuir, de un lado, al reverdecimiento demográfico de la UE, al tiempo que, de otro lado, a la sostenibilidad de nuestro modelo social mediante su contribución fiscal y sus cotizaciones. Que es lo que, precisamente, exige una y otra vez el PE en sus Resoluciones y Actos Legislativos.

La respuesta de la UE ante las consecuencias humanitarias de la guerra de Putin contra Ucrania (millones de personas desplazadas se han acogido entre nosotros a los beneficios de la Directiva UE de Protección Temporal) es una prueba contundente de que podemos actuar a la altura de nuestros valores y nuestro Derecho legislado cuando hay voluntad política. Y de que la UE puede hacer frente a un desafío de tan enorme envergadura sin negar sus fundamentos cuando realmente quiere.

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