Cartas a Gregorio

Como una estrella fugaz

Manolo Ojeda

Manolo Ojeda

Querido amigo; dicen las estrellas que los fugaces somos nosotros…» Una hermosa frase de autor desconocido que nos advierte de lo efímero de nuestra existencia.

Aunque parezca que los malos tiempos nunca van a acabar, este año ha pasado en un abrir y cerrar de ojos. Lo único bueno que tiene es eso; que haya pasado, pero nadie asegura que el próximo vaya a ser mejor, sino más bien lo contrario.

Si hiciéramos un recuento de todos los problemas que hemos tenido que afrontar en estos tres últimos años, Gregorio, no nos quedaría mucho espacio donde guardar el optimismo.

De todas formas, la vida es tan corta que no podemos perder el tiempo en lamentaciones inútiles, así que lo mejor será mirar hacia delante con la convicción de que el nuevo año nos traerá nuevas oportunidades, aunque solo sea por aquello de año nuevo vida nueva.

El mundo solo avanza si somos optimistas, y perder es una buena manera de comprobar la fuerza que tenemos para volverlo a intentar.

Todos hacemos una lista de buenos propósitos para el nuevo año, aunque pocos son los que consiguen cumplirla, pero peor sería no tener ningún proyecto porque la vida dejaría de tener sentido.

Si tuviera que hacer un propósito de lo que me gustaría para este nuevo año, elegiría un oficio como, por ejemplo, aprender fontanería, electricidad o carpintería, y no es porque quiera ganar dinero, que también podría, sino porque los oficios tienen una parte artesanal que los hace más humanos. No me interesan los títulos universitarios que, en la mayoría de los casos, solo sirven para decorar las paredes del salón de tu casa.

A nuestra edad, ya no tenemos nada que demostrar, y todo lo que podemos intentar es darle un sentido personal a lo que hacemos para conseguir que sea a nuestra manera.

Pues sí, Gregorio, este año se fue para «Las Chacaritas», el famoso cementerio de Buenos Aires, pero habrá que enterrarlo profundamente y con una buena losa de mármol que lo mantenga, no vaya a ser que pase como con el Generalísimo que, nada más sacarlo del Valle de Los Caídos ya ves la que está armando, que los dictadores de la derecha y de la izquierda están apareciendo por todas partes.

Debe ser que en el Cementerio de Mingorrubio donde lo han vuelto a enterrar, que fue construido en 1962 por el entonces alcalde de Madrid Carlos Arias Navarro en el que también está enterrado, hay un pasadizo por el que entra y sale el caudillo cuando le da la gana…

No hay que remover a los muertos de donde quiera que estén, Gregorio. Franco estaba sepultado bajo una losa de 1.500 kilos de mármol que le pusieron encima y vigilado por los caídos de uno y otro bando que, seguramente, no iban a permitir que se escapara de allí...

Esperemos que el 2023 sea algo mejor, amigo. Un abrazo y hasta el martes que viene.

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