Tropezones

Breverías 114

Breverías 114

Breverías 114

Lamberto Wägner

Lamberto Wägner

Me exasperan esas personas que mientras les estás hablando siguen manipulando su móvil, alegando además con displicencia; ”sigue, sigue, te estoy escuchando”.

Como antídoto les aconsejo a los ninguneados de turno que desplieguen un periódico, se atrincheren detrás del mismo, y le repliquen a su interlocutor a tiempo parcial: ”sigue, sigue, no te veo pero te escucho atentamente”.

*

Tengo un amigo que cuando le llamo por teléfono siempre se siente obligado a explayarse sobre su intensa actividad, como cuestionando de entrada la oportunidad de mi llamada:” me pillas de milagro, estaba saliendo para el juzgado”, o bien “has tenido suerte, acabo de volver del Ayuntamiento”. Venga o no a cuento, siempre me coloca su dinámico afán. Hasta que un día otra persona cogió el teléfono, informándome que el susodicho estaba desayunando. Pero lo curioso fue que apenas anunciada la ausencia, mi amigo debió arrebatarle el aparato al que había contestado, para proclamar, casi gritando, que “¡sí, pero es un desayuno de trabajo!”.

Esta conducta me lleva indefectiblemente a recordar el chiste de Jaimito, que creo haber citado en alguna ocasión. La seño en clase recaba de los alumnos alguna palabra con la letra inicial que va proponiendo. A Julito le toca la letra C, y pese a que Jaimito le está apuntando con insistencia un taco con dicha letra, Julito dice “casa”. Y así sucesivamente. Como se pueden imaginar, las letras M y J dan mucho juego, pero a nuestro apuntador Jaimito no le hacen caso los compañeros a sus escatológicas propuestas. Hasta que le llega el turno al propio Jaimito, tocándole la letra E. Desconcertado, nuestro gamberro no da con ninguna acepción ofensiva, hasta que consigue con fórceps colocar su mensaje: “¡enanito, pero con unos cojones así de grandes!”

*

Acabo de asistir a una charla sobre turismo, atendiendo sobre todo a la importancia de la impresión causada de entrada al turista primerizo recién llegado a un establecimiento hotelero.

Es tan esencial el “déjame entrar” que algunos hoteles ponen una especie de recepcionista de abordaje, en inglés el “front desk manager” cuya responsabilidad es la de poner cómodo al recién llegado, facilitándole el acceso a la recepción y vigilando su correcta acogida.

Pasando de consignas más generalistas, me llamó la atención otra sugerencia. Cuando se somete a la consideración del cliente un vino determinado, la etiqueta no debe exhibirse estando de pie el sommelier, obligando al sedente a mirar hacia arriba. Lo que procede es una leve inclinación del que sostiene la botella, para facilitar la lectura de la etiqueta , poniéndola a la altura de los ojos del que va a decidir el descorche.

*

He oído hablar de periódicos que sólo publican buenas noticias, pero la verdad es que nunca me ha caído ninguno entre las manos. Y me da que no es por casualidad. Está claro que lo que despierta interés, para mal o para bien, son las distopías, no las utopías. Cualquier periodista sabe que la noticia no es “el nivel de los embalses está ya casi a la mitad de su capacidad”, sino “el nivel actual no llega ni a la mitad de su capacidad”.

Suscríbete para seguir leyendo