En voz baja

‘Shak...ira’

La nueva sesión de Bizarrap y Shakira.

La nueva sesión de Bizarrap y Shakira.

Rubén Reja

Rubén Reja

No es un fenómeno nuevo. Surgió hace más de medio siglo y, hoy día con la irrupción de las redes sociales y el empuje de la televisión, la prensa rosa está en un proceso de auge y reconversión. Este teatrillo del famoseo tiene un público incondicional, superficial y ruin, que siempre quiere más sangre y bebe sediento del periodismo del entretenimiento. Eso de airear los trapos sucios y hacer negocio con la intimidad propia o ajena es basura nauseabunda.

De hecho, los famosos viven del cuento. Aprovechan la mezquindad de quienes pagan esas revistas o alimentan la audiencia de la telebasura, que llevan a Telecinco y compañía a lo más alto de la parrilla. Mi madre la primera.

La prensa del corazón parece legitimada para manejar embustes y lucrarse de ello sin rubor. Las crónicas rosas, los chismes, y toda la farándula que mueve forma parte de un periodismo en el que todo vale y que desconoce qué es el rigor. Eso de contrastar hasta tres veces la noticia que arengaba con vehemencia en redacción el que fuera director de LA PROVINCIA, Julio Puente, no existe. Ese periodismo tiene carta de naturaleza para lanzar falsedades que alimentan al público acogotado.

El paisaje social de la España rosa se repite a cada instante. Se cuela en tertulias de sobremesas, en la cola de súper y hasta en la sala de espera del médico. El último ejemplo es la canción de Shakira, que arremete sin compasión contra Piqué, y que ha dado pábulo al chismorreo en todas las instancias. Qué canciones más hermosas y reales se han compuesto por desamor a lo largo de la historia, pero, no cabe duda, sin la trascendencia viral que ha obtenido en cuestión de horas el despecho melódico de Shak...ira.

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