Cartas a Gregorio

Malditos petardos

Augusto Hidalgo se dirige a los trabajadores de Seguridad y Emergencias.

Augusto Hidalgo se dirige a los trabajadores de Seguridad y Emergencias. / La Provincia / DLP

Manolo Ojeda

Manolo Ojeda

Hasta cuándo vamos a permitir que unos energúmenos interrumpan nuestro descanso y tranquilidad haciendo detonar petardos a cualquier hora del día o de la noche …?

Los estallidos son cada vez más violentos y ya no importa desde qué punto de la ciudad se produzcan, porque se oyen desde La Isleta hasta San Cristóbal.

Los sufridos ciudadanos llevamos años denunciando esta salvajada, pero el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se hace el sordo. Habrá que instalarse frente al edificio del Metropol cuando tengan un pleno, surtidos con un buen cargamento de petardos que, hasta podríamos justificar como un homenaje a la escritora Agatha Christie, inquilina que fue de ese edificio, a ver si el señor alcalde don Augusto Hidalgo (PSOE) y sus concejales se dan cuenta de lo que pasa.

No sé la justificación que dará son Luis Zamorano (PSOE), Concejal de Salud Pública y Protección Animal sobre estas persistentes molestias, ni tampoco doña Inmaculada Medina (PSOE) como concejala de este tipo de festejos, pero entre unos y otros, y contando con la insensibilidad de los responsables de medioambiente, están consiguiendo que la ciudadanía se tenga que organizar para aplicar una nueva versión de la Ley del Talión: ojo por ojo y tímpano por tímpano, hasta que todos nos quedemos ciegos y sordos.

No se trata solamente del daño que nos producen estos intempestivos estallidos, sino sobre todo los trastornos que les ocasionan a los niños, a las personas mayores o a los enfermos.

Capítulo aparte merecen los animales, y más en particular, las mascotas. Es sabido que los perros oyen tres veces más que nosotros, así que, ya te puedes imaginar si nosotros nos sobresaltamos con el estampido de un petardo, lo que supondrá para ellos ese ruido multiplicado por tres. La reacción es tan insoportable que se tiran por el balcón, como ha sucedido con las dos mascotas que se suicidaron en las últimas fiestas de fin de año.

Los veterinarios aconsejan que se les administre un tranquilizante, pero la cuestión es que no se sabe en qué día ni en qué momento van a tirar el siguiente petardazo, y no se puede tener drogados a estos animalitos todo el tiempo porque, además, la medicación los descontrola a la hora de hacer sus necesidades.

De no tomar las decisiones correctas para acabar de una vez con los malditos petardos, van a ser los responsables municipales los que en las próximas elecciones van a descontrolarse hasta hacerse sus necesidades patas abajo, Gregorio, que ya está bien.

Que no digan tampoco que estas medidas perjudicarán a las empresas pirotécnicas que les facilitan los fuegos artificiales de las fiestas de San Juan, que para rentabilizar los productos de esos profesionales ya cuentan con la llamada pirotecnia silenciosa, con un gran despliegue de luces, pero sin apenas ruido, que es lo que corresponde a una ciudad europea, como se supone que es la nuestra.

Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.

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