Editorial

Un Fitur con vistas al futuro

Junto a competitividad, calidad, diferenciación e innovación, la sostenibilidad es uno de los pilares sobre los que el sector turístico canario está tratando de construir su futuro, y que ya forman parte de la dinámica cotidiana de sus empresas e instituciones

El stand de Canarias abre sus puertas en Fitur 2023

El stand de Canarias abre sus puertas en Fitur 2023 / Nacho González

El sector turístico canario ha vivido unas jornadas estimulantes en la 43 edición de Fitur que hoy pone su punto final en Madrid. El optimismo ha sido la nota predominante seguramente a lomos de unos datos de 2022, con 14,6 millones de turistas y una facturación récord, que quizá nadie se esperaba, lo que ha impulsado una mirada sobre el nuevo año cargada de esperanzas alimentadas además por los datos conocidos sobre conectividad y esa oferta de más de 11,2 millones de plazas aéreas desde 122 ciudades de 28 mercados en todo el mundo entre abril y octubre, un 12,5 % más que en 2019, el último año antes de la pandemia.

Es la plataforma desde la que la principal industria del Archipiélago pretende relanzar la actividad para superar definitivamente el crack pandémico de 2020, con un cero turístico que sumió a toda la sociedad canaria en una crisis económica y social jamás antes vista, y para asomarse al futuro de un sector que está cambiando de manera vertiginosa por las nuevas formas de consumo, que obliga a su vez a nuevas formas de promoción y, sobre todo, a productos de una mayor sofisticación.

La feria madrileña de este año, con una afluencia de profesionales y de visitantes que remitía a las ediciones más exitosas del pasado, se ha convertido así en el punto de inflexión que necesitaba el sector tras las experiencias vividas por la pandemia y el reseteo que han tenido que hacer la mayoría de las empresas desde entonces, desde las grandes cadenas hoteleras, hasta los alojamientos más modestos, pasando por todo el sector extrahotelero que vive de los millones de personas que visitan Canarias cada año. El optimismo, de hecho, apenas si ha logrado contenerse pese al reconocimiento por parte de gestores públicos y privados de la gran incertidumbre que todavía persiste por el contexto económico y geopolítico internacional y especialmente europeo.

Aunque las previsiones económicas para 2023 no están siendo tan malas como se auguraba hace unos meses, todavía está por ver cómo evolucionará la inflación y los tipos de interés, y de qué forma esto afectará a las decisiones de viajes de los ciudadanos y familias de los principales mercados turísticos. La guerra en Ucrania parece no tener un final a corto plazo y pone por tanto más dudas sobre el escenario, sobre todo en aquellos países cercanos al conflicto o que están más afectados por el incremento de los precios energéticos porque depende más del gas y el petróleo ruso.

De hecho, la oferta de plazas aéreas en los países nórdicos sigue sin recuperar los datos de antes de la pandemia, algo que también ocurre, aunque de forma menos pronunciada en Alemania.

Una de las conclusiones de los datos conocidos en Fitur, tanto los de 2022 como las previsiones para 2023, es que la diversificación de los mercados que ha llevado a cabo el sector turístico canario en el pasado está logrando compensar la pérdida de clientes en otras zonas, además obviamente de la fiabilidad que está mostrando el mercado británico y su fidelidad con el ‘destino Canarias’, pues pese a ser el Reino Unido uno de los países con peores datos económicos en 2022 y peores expectativas para 2023, ha seguido aportando la mayor tasa de afluencia y siguen dispuesto a hacerlo en la próxima temporada.

En todo caso, sí parece estar demostrándose en estos momentos que la promoción turística pública y privada, y las estrategias de comercialización de las empresas canarias ha hecho un esfuerzo en los últimos años en cuando a la diversificación de mercados y que eso está dando sus frutos. El reto en este momento es que esa masiva oferta de plazas aéreas se concrete en su momento en ventas, y que las reservas de vuelo y plazas hoteleras empiecen a ser una realidad, un paso que los viajeros tienden a retrasar cada vez más y sobre todo si tienen dudas respecto al horizonte económico.

Pese al temor por las incertidumbres que siguen pesando en el sector privado, los gestores turísticos del sector público sí están poniendo todo el énfasis en las buenas expectativas, hablando en algunos casos de un “año de récords” en la llegada de viajeros y en las cifras de facturación, como ha sido el caso de la ministra del ramo, Reyes Maroto.

Quizá el hecho de que la edición de Fitur de este año se haya celebrado a las puertas de un nuevo ciclo electoral, con autonómicas, locales e insulares en mayo y generales a finales de año, haya inducido a los políticos a una sobreactuación en la valoración del momento que vive el sector turístico, y sobre todo de las expectativas de futuro a corto plazo. En todo caso, la mayoría de los líderes de las Islas han evitado hablar de “año récord” en cuanto a número de visitantes, advirtiendo en todo momento que las buenas expectativas no deben darse por cumplidas si cualquiera de los elementos que condicionan el contexto económico y geopolítico saltan por los aires.

Más allá de resultados y previsiones, lo que la feria turística madrileña deja como mensaje esencial, y como poso en el que el sector está empezando a asentarse, es que el concepto de sostenibilidad medioambiental no es ya un mero lema comercial o un planteamientos teórico, sino que forma parte de la cultura de la acción empresarial y de la oferta al viajero, cada vez más consciente y responsable de que su ocio deje la menor huella de carbono posible.

Junto a competitividad, calidad e innovación, la sostenibilidad es uno de los pilares sobre los que el sector turístico canario está tratando de construir su futuro. Es un valor que ya forma parte de la dinámica cotidiana de sus empresas e instituciones, y Fitur ha servido para demostrar que esa apuesta no tiene marcha atrás como elemento central de la diferenciación a la que se aspira para mantener ese liderazgo del que tanto se presume.

Aunque queda mucho por hacer, el parón del sector por la pandemia sirvió para reubicar el debate de la seguridad sanitaria, y paralelamente se ha consagrado en los dos últimos años el compromiso por el turismo sostenible y mediaoambiental, que tiene que trasladarse en toda su intensidad a los distintos ámbitos relacionados con el turismo.

Canarias dispone ya de las leyes necesarias, como la de Sostenibilidad y de Cambio Climático y Transición Energética, para acondicionar toda la actividad turística a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Y sin que, por otro lado, se ponga en riesgo la viabilidad de nuevos proyectos por engorrosos procedimientos administrativos debe consolidar ese camino como único horizonte viable para el turismo del futuro.