Reseteando

El núcleo duro de la Tierra

El núcleo interno de la Tierra está hecho principalmente de hierro sólido, y puede girar por separado con respecto a las partes exteriores del planeta.

El núcleo interno de la Tierra está hecho principalmente de hierro sólido, y puede girar por separado con respecto a las partes exteriores del planeta. / Créditos: Johan Swanepoel/SPL.

Javier Durán

Javier Durán

El otro día tuve una imperceptible pérdida de equilibrio como cualquier boomer que se precie. No hubiese sido nada del otro mundo sin la noticia reciente sobre la frenada que padece el núcleo de la Tierra. Al coordinar ambos hechos obtuve la conclusión de que el traspiés de la vertical de mi esqueleto provenía de lo más profundo de los materiales terrestres: casi no me voy al suelo por culpa de la inercia del recorte de velocidad y cambio de sentido de esa bola candente, que viene a ser como una avellana rodeada de chocolate. El descubrimiento científico sonó, en principio, como un remake de que el mundo es plano y que los barcos se caen del mar al llegar a un punto geográfico remoto. Actualizado: se dejan de pagar las hipotecas; el sistema productivo entra en estado de congelación; la gente huye despavorida; el vandalismo se apodera de las superficies comerciales... El núcleo duro de la Tierra se ha frenado... Pero no ocurrió nada, sólo detalles que alcanzan ahora la categoría de hechos extraordinarios vistos a la luz del episodio científico. A un vecino se le agrietó por la cara su copa balón para el licor; otro, descifra todavía cuál es el motivo de qué el cajón de su mesa de noche no abra; la estanquera, sin ir más lejos, no puede manipular su cerradura; el coche del contable se quemó sin motivo aparente; al ejecutivo presumido se le saltó la costura de su mejor chaqueta; en un pleno de la corporación se oyó algo parecido a una ventosidad que ruborizó a todos los electos... Cientos y cientos de microacontecimientos cuyo origen está, al parecer, en que la bola de hierro de las entrañas del planeta rota en una dirección y la corteza hacia otra, cuando antes lo hacían al unísono. Esperemos que en este mundo tan disparatado no circule la ocurrencia de perforar el suelo y el subsuelo para alcanzar esa esfera que flota entre viscosidades. Los rusos lo intentaron pero las brocas del taladro eran débiles. ¿Efectos? Aseguran que un recorte milimétrico del día y una subida del mar diminuta. Se echó de menos el ladrido clarividente del perro que avisa.

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