Tropezones

Un sol bajo nuestros pies

Lamberto Wägner

Lamberto Wägner

Recuerdo de mis lecturas infantiles y juveniles los libros de Julio Verne, tan impactantes por su desbordante imaginación como plúmbeos por la meticulosidad de sus precisiones en campos como por ejemplo la mineralogía o la geología.

A la luz de los avances de la ciencia moderna vamos calibrando los disparates de sus distópicas hipótesis tan atractivas por otro lado para unas mentes abiertas que eran esponjas de ensoñaciones y misterios.

Pero quisiera detenerme en una de sus obras, Viaje al centro de la tierra, que si bien sació mi hambre juvenil de mundos secretos y sobrecogedoras aventuras, se desarrolla en un escenario que vuelve a colmar mi fascinación, aunque ahora de una manera bien distinta, despertando mi curiosidad adulta por los últimos avances del ser humano en su camino hacia las estrellas. En su libro, en una época que suponía hueco el centro de la tierra, nuestros protagonistas se introducen por un cono volcánico apagado y van descubriendo un extraño universo donde corren un sinfín de aventuras hasta salir del centro de la tierra por otra boca situada a enorme distancia de la primera.

Pues bien, ahora se conoce el carácter ígneo del centro de la tierra, bastante inhóspito para cualquier prospección espeleológica, pero con unas perspectivas insospechadas para la explotación de una inagotable fuente de energía.

Si nos asomamos al espejo de Islandia, el aprovechamiento del calor del interior de la tierra, le garantiza el 100% de su consumo de gratuita energía geotérmica renovable. El mismo fenómeno que vemos utilizar en Lanzarote, de momento sólo a escala de curiosidad turística.

Pues bien, el poner en sistema perforar el subsuelo hasta encontrar la fuente de calor necesaria para alimentar por ejemplo una central térmica, era disuadido por el costo de taladrar el terreno hasta los 20 km necesarios para garantizar una temperatura de 500 grados C.

Hasta hoy.

Existe ya una empresa que ha desarrollado un procedimiento que le permite no sólo perforar el subsuelo en las profundidades propias de cualquier prospección petrolífera, sino más allá.

Al encontrarse con la base granítica del subsuelo, interviene el proceso objeto de la revolucionaria patente, que simplificando consiste en vaporizar la roca, aspirando simultáneamente los residuos hacia la superficie.

Los ensayos han demostrado su eficacia hasta varios kilómetros de profundidad, Cuando se alcancen las cotas necesarias para el aprovechamiento del calor, acoplándolo por ejemplo a una central térmica tradicional, habremos conseguido que en cualquier punto de la tierra sea posible perforar hasta una fuente con calor suficiente para el aprovechamiento geotérmico de una energía inagotable.

Con lo cual, a diferencia de las costosas nuevas fuentes de energía, como por ejemplo la fusión, que propone reproducir el mecanismo interno solar, podremos sacar partido a otro sol que hemos tenido siempre bajo nuestros pies.

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