Reseteando

El tamaño del sapo sí que importa

El Frente Polisario aprueba intensificar la "lucha armada" contra Marruecos

El Frente Polisario aprueba intensificar la "lucha armada" contra Marruecos

Javier Durán

Javier Durán

Es cierto que en todos los niveles de la existencia hay que tragarse sapos, a veces uno detrás de otro, pese al estropicio que ello provoca en la psique. A tenor de lo declarado por el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar (JFLA), Sánchez apunta en una agenda los sapos que vienen del estanque de Rabat y destaca al margen los que están por venir. El exmininistro aprovechó una conferencia en Tenerife para justificar el desmarque de los socialistas de la reprobación de la Eurocámara contra el espionaje de Marruecos y también su persecución de los periodistas. No sé cuántos vasos de agua habrá necesitado el PSOE para que este sapo descomunal baje hasta el intestino, aunque ya tiene la experiencia del giro copernicano respecto a la soberanía saharaui. Puro gigantismo batraciano. JFLA enfatizó con que estos trances son de recibo dado que vale más el «respeto mutuo», porque es «muy mala idea ofender a tu vecino, solo puede complicar y empeorar tu vida». La migración, por tanto, como telón de fondo y el uso que hace de la misma el Reino cada vez que sus intereses se ven amenazados. El minué que mantiene España con Marruecos tiene su día decisivo en la cumbre de alto nivel de febrero, donde se verá si la digestión de estos sapos ha sido más que suficiente para que Moncloa obtenga alguna cesión por parte de la monarquía autocrática. Canarias, sin ir más lejos, debe vigilar con microscopio el significado de las palabras de JFLA, porque en una de estas Sánchez se mete entre pecho y espalda un pelotón de sapos tan ilustres como la mediana marítima, la aérea, las grandes prospecciones, los minerales raros... Todo lo que Mohamed VI y su corte celestial han catalogado en la estantería del gabinete de los anfibios letales. Maquiavelo, ante la saporosis, se hubiese preguntado si existe el respeto mutuo entre países cuando uno de ellos, deseoso de poner al otro a los pies del caballo, lo lleva al retrete de la humillación. Y ahora me acuerdo de la carta de la entrega del Sáhara escrita por el presidente. Otro sapo. Ceuta y Melilla sería la boa.

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