Reseteando

El ecosistema de las elites

El ecosistema de las elites

El ecosistema de las elites / dobok

Javier Durán

Javier Durán

Sólo hay que ir a una oficina de una sucursal bancaria, entre las pocas que quedan, para constatar lo difícil que es para los mayores resolver sus cuestiones económicas en la era digital. Están perdidos (o han perdido) las claves de sus tarjetas o tratan saber el origen de un cargo en la cuenta corriente. Vienen rebotados y agotados de los robots de la línea telefónica de asistencia, y esperan encontrar cara a cara la solución a su desesperación. ¿Lo conseguirán? En paralelo, esta banca, o las principales marcas, anuncian a bombo y platillo sus beneficios, obtenidos gracias al empujón de los españoles para tapar el agujero financiero del sector. Ya ni se acuerdan. Lo que es casi gratis no deja huella. En la otra acera, colas de pequeños ahorradores tratan de comprar letras del tesoro a la vista de la nula rentabilidad de sus depósitos, pese a la subida de los intereses. En una especie de revuelta silenciosa, entregan sus huchas al Estado a la vista del maltrato que reciben de la banca. Las malas noticias (para el colectivo social) no vienen solas: las cuentas no se remuneran, pero sí suben automáticamente los intereses de la hipotecas para desgracia de la enorme mayoría. Todo esto, muy condensado, es un paradigma de la desvergüenza de las elites, siempre al quite para estrujar los bolsillos del resto y dejarlos pidiendo agua por señas. Un juego (para ellos) de una alta peligrosidad que radicaliza los comportamientos políticos, a la derecha o a la izquierda, con la aparición de opciones absolutamente incontroladas que se justifican a sí mismo con el pretexto de que son víctimas de un poder extractivo e insaciable. El caldo de cultivo acaba soltando espumarajos con este despotismo bancario, pero se sale del caldero con los abusos de las eléctricas, la ineficacia de la administración pública, el caos en la asistencia sanitaria, los abusos en los precios de la alimentación, los alquileres, la carestía de la vivienda nueva, maniobras políticas en la Justicia... Razones todas, entre otras, que cimentan la idea de que la elites nunca renuncian a un ecosistema para enriquecerse caiga quien caiga.

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